Pocas cosas son más condenables que el asesinato de un recién nacido, pero parece que Piotr Gierasik, de 54 años, y su hija Paulina, de 20, han superado el umbral del horror. Y es que este tándem no solo ha puesto fin a la vida de tres bebés, sino que, además, eran sus propios hijos, fruto de sus relaciones incestuosas que, según ha revelado la investigación, mantenían desde hace años. Los Gierasik, vecinos del pequeño pueblo de Czerniki, situado en el norte de Polonia, han sido detenidos este sábado después de que la policía del distrito hubiera encontrado en el sótano de su casa el cadáver de los tres bebés.

Según el fiscal de Czerniki, Mariusz Duszynski, Piotr y Paulina Gierasik se enfrentan a la cadena perpetua por los cargos de asesinato e incesto, y después de su detención y posterior interrogación, han ingresado en la prisión, donde permanecerán durante los próximos tres mesas a la espera de que se celebre el juicio del caso. Por su parte, la Fiscalía está a la espera de recibir los resultados de las autopsias practicadas a los tres bebés para determinar cómo murieron, y los investigadores siguen registrando la casa de los Gierasik en busca de más pruebas que puedan confirmar el incesto y los asesinatos.

La casa de los horrores

Según han explicado los vecinos a la prensa local, los Gierasik se mudaron al pueblo hace 15 años, después de la muerte de la mujer de Piotr y madre de sus hijos, doce en total, de diferentes edades. Durante todo este tiempo, la familia ha estado bajo la tutela de los servicios sociales, ya que Piotr no trabajaba, pero tenía que hacerse cargo de alguna manera de todos estos niños. Los últimos años, los vecinos notaron un cambio en la relación entre él y su hija Paulina: caminaban cogidos de la mano y ella le llamaba por su nombre de pila; el padre incluso le rapó el pelo para que otros chicos no la miraran.

Quienes hicieron saltar la alarma fueron las compañeras de trabajo de Paulina. Según han relatado, sospecharon que podía estar embarazada porque empezó a vestir ropa mucho más ancha, y se ausentó durante unos meses, después de los que volvió mucho más delgada y con apariencia de estar enferma. Desde hacía tiempo que se oían gritos desde el interior de la casa, y al fin y al cabo hizo sospechar que alguna cosa no se marchaba bien.

Escondían los cadáveres en el sótano

Y las peores sospechas de todo el mundo se han hecho realidad este fin de semana. La policía ha registrado la casa familiar, y ha encontrado los cadáveres de los tres bebés enterrados en el sótano, en unas tumbas poco profundas y envueltos en bolsas de plástico. Según los medios polacos, los dos primeros cadáveres fueron descubiertos el viernes, mientras que el tercero ha aparecido el sábado, después de las detenciones.