Este fin de semana, un padre condenado por maltratador ha asesinado a su hijo de 11 años a Sueca (Valencia) para provocar el máximo dolor posible a su exmujer. La víctima es el hijo que tenían en común, que murió por las cuchilladas de su padre mientras estaba en casa de él. Al poco rato de dejarlo en casa al padre, el niño llamó a la mujer y le pidió que lo volviera a buscar. Ella, inmediatamente, volvió para recogerlo, pero ya era demasiado tarde: en ese trayecto, presuntamente, Antonio ya había asesinado al menor.
Según explican los familiares de la víctima, Antonio "era un maltratador de manual", unos hechos que quedan demostrados en una sentencia de agosto del año pasado, donde se le condena por un delito de violencia de género y se le prohíbe el régimen de visitas de su hijo, con quien, hasta el momento, tenía el régimen de custodia compartida, ya que hacía pocos meses que se había separado de su exmujer. Fue ella quien le pidió el divorcio porque el hombre la maltrataba y ella consiguió salir de la espiral de la violencia y lo denunció.
El maltratador convenció a la madre para que le dejara ver al niño
Aunque la sentencia condenatoria prohibía a Toni ver a su hijo, el hombre consiguió convencer a la madre para seguir con el régimen de visitas, unos hechos que no tuvieron en cuenta en los juzgados. Jordi, la víctima mortal, algunos domingos pedía a la madre que le dejara ver al maltratador. Aunque el hombre era una persona muy violenta, nunca había mostrado este comportamiento con el niño, así pues, la mujer cedía a las peticiones de su hijo.
El asesino podía ver a su hijo por un error de comunicación entre los juzgados
En el juzgado de Violencia de Género, se especificaba que Toni tenía prohibido ver a Jordi, pero desde el Juzgado de Familia no recibieron ninguna notificación de esta sentencia condenatoria y el maltratador convenció a la mujer para firmar el régimen de custodia compartida. Así y todo, tampoco cumplía con el régimen de visita tal como estaba establecido.
No obstante, según explica Marta Tur, la tía de la víctima que, a la vez, es la concejala de Igualdad de Cullera (Valencia), la actitud de Jordi había cambiado con respecto a su padre y, cuando lo iba a ver los domingos, ya no lo hacía tan convencido como antes. De hecho, el día del crimen, a la madre lo dejó en casa el maltratador y, al cabo de poco rato, el niño le llamó pidiéndole que lo fuera a buscar, que quería irse.
"El domingo, al cabo de poco rato de dejarlo, llamó a su madre para que la fuera a recoger. Debe haber sido durando el trayecto cuando ha cometido esta barbaridad"
Inmediatamente, se dirigió hasta casa de su exmarido, un piso situado en la calle Rafael Hervás número 3 de Sueca. "El domingo, al cabo de poco rato de dejarlo, llamó a su madre para que la fuera a recoger. Debe haber sido durando el trayecto cuando ha cometido esta barbaridad", dice Tur en El Mundo, dónde asegura que el hombre nunca se había mostrado violento con el menor y que nadie imaginaba que fuera capaz de cometer este crimen. "Está destrozada. El monstruo ha decidido lo peor: arrancar la vida de su hijo, pero también la suya, porque está condenada a vivir", concluye Tur.