Todo el mundo sabe que las carreteras tienen un límite de velocidad. Dependiendo del tipo de vía, este es más o menos alto, pero el máximo es el de 120 km/h en las autopistas y autovías, con algunas excepciones particulares. A veces, sin embargo, hay gente que no respeta los límites y circulan por encima del máximo permitido. Quizás van a 80 km/h en una carretera de 60 km/h, o quizás llegan a los 130 km/h en la autopista, pero algunas situaciones en particular son mucho más exageradas.

Es el caso de un conductor de Burgos, en Castilla y León, que iba por una autovía a 250 km/h, duplicando el máximo permitido y sumándole todavía un poco más. El hombre, de 39 años, iba con un Porsche a velocidades exageradas y no se dio cuenta de que había un helicóptero de la Guardia Civil sobrevolando y vigilando la zona. Desde el aire siguieron al vehículo mientras transmitían las imágenes a una patrulla terrestre que montó un control improvisado para parar el vehículo unos kilómetros más adelante antes de que causara problemas. Al ser detenido, sin oponer resistencia, se preguntó al conductor el motivo de su velocidad, y su respuesta fue que "tenía prisa para llegar a su destino". Los agentes lo sancionaron con una multa de 600 euros y la pérdida de seis puntos del carné, todo eso sumado al proceso judicial que implica un delito contra la seguridad vial de esta magnitud. El hombre tenía antecedentes por otras infracciones de tráfico, pero ninguno de este calibre.

Conducción temeraria de un motorista en Castellón

El País Valencià también ha sufrido por su seguridad en las carreteras, especialmente en Castellón. Radares instalados en algunas de sus carreteras captaron un vehículo que superaba ampliamente los límites: en vías donde el máximo eran los 60 km/h, una moto pasaba habitualmente a 150 km/h. Desde la Dirección General de Tráfico se revisaron las fotografías para pillar al culpable, pero al hacerlo vieron que superar la velocidad máxima permitida no era el único delito que cometía el conductor. El hombre era plenamente consciente de dónde estaban los radares, y en lugar de reducir la velocidad, lo que hacía era tapar la matrícula de la moto con la mano para que no lo pudieran identificar, una actitud que implicaba todavía más peligro para la circulación.

Finalmente, pudieron pillar al culpable con la ayuda de los vecinos, que aportaron imágenes y descripciones que sirvieron a la Guardia Civil y la Policía Local para poder identificar al culpable. Se trataba de un hombre de 24 años sin antecedentes previos que se ha visto obligado a pagar 6.000 euros de multa por un delito de ocultación voluntaria de la matrícula, que implica la retirada de 6 puntos del carné, y será juzgado por conducir a una velocidad superior al doble del permitido, lo que es un delito penal. A causa de eso, podrá enfrentarse no solo a una multa y la retirada del carné, sino a la posibilidad de tener que hacer trabajos comunitarios o, incluso, ingresar en la prisión. La DGT recuerda que la seguridad vial es un tema serio, en el que no solo hay riesgo de multa, sino que puede comportar situaciones de vida o muerte.