Vas por la autopista y te adelanta un vehículo a 150 kilómetros por hora. Lo que puede parecer un delito evidente podría no ser considerado como tal. En algunos casos particulares, la DGT puede conceder permisos especiales que autorizan a determinados vehículos a superar la velocidad máxima permitida en 30 kilómetros por hora, como es el caso de los modelos de coches pruebas.
Los fabricantes de automóviles, laboratorios oficiales y carrocerías pueden solicitar a la DGT una autorización que les permita conducir hasta 30 kilómetros por hora por encima del límite legalmente establecido, siempre que esté en vías rápidas como autopistas o autovías. La autoridad del tráfico impone varias limitaciones a estos casos específicos: ni pensar en hacerlo en vías urbanas o travesías, ni en tramos donde haya una señal que especifique un límite de velocidad. La solicitud de este permiso tiene que ir justificada con una explicación del motivo por el cual se solicita, el itinerario, el tipo y la duración del ensayo y otras condiciones particulares. Además, tienen que estar conducidos por su titular, en caso contrario, se tiene que pedir también otro permiso que autorice el cambio de conductor.
¿Cómo identificarlos?
Afortunadamente, se ha hecho muy sencillo poder detectar si el coche que supera el límite de velocidad tiene permiso para hacerlo o si se trata de alguien que está rompiendo la ley. Los vehículos autorizados tienen un diseño muy particular, pintados con rayas blancas y negras que recuerdan a las cebras. Los coches también están obligados a llevar dos placas especiales de color rojo donde pone "F.V." —de Fabricante de Vehículos— en letras mayúsculas blancas. Estas placas tienen que estar colocadas al lado de la matrícula, tanto a delante como detrás. Por lo tanto, no nos tenemos que preocupar si un vehículo que cumpla con todos estos requisitos nos adelanta a velocidades superiores a los 120 kilómetros por hora en la autopista, ya que probablemente tiene un permiso que lo autoriza a hacerlo.