En los inicios de la era de las criptomonedas y NFT, empiezan a proliferar las transacciones ilícitas que se resguardan en la poca trazabilidad y anonimato de las divisas digitales. Recientemente, se ha desvelado un nuevo negocio llevado a cabo en la llamada dark web, una dimensión de internet inaccesible para la mayoría de usuarios y carente de controles, que la convierten en el portal perfecto para la compra y venta de armas, drogas y otras tantas ilegalidades.
Descubierto un nuevo negocio sucio en la 'dark web'
En este caso, el negocio revelado es la venta de tarjetas de crédito robadas y descifradas, en concreto, las españolas, por una media de once euros. Así lo detalla un estudio de la firma de ciberseguridad NordVPN, que han descubierto que hay alrededor de 4 millones de tarjetas de 140 países diferentes a la venta en la dark web. Y de ellas, 78.000 son españolas y se venden por cifras que rondan los doce euros.

Tarjeta de crédito / Archivo
Para su compraventa se utilizan mayoritariamente criptomonedas, que permiten a los compradores ilegales permanecer en el anonimato y dificultar la trazabilidad de la operación. Según el estudio, la mayoría cuestan 16 euros, aunque algunas se venden por un euro y otras por 21, en función de la oferta y la demanda desreguladas en esta parte oscura de internet.
Tarjetas de crédito españolas robadas y vendidas por 11 euros
¿Y cómo llegan estas tarjetas, además desencriptadas y listas para usar de forma ilícita, vaciándonos la cuenta, a la dark web? Pues bien, el análisis de NordVPN detalla que casi todas las tarjetas fueron forzadas y despojadas de los sistemas de seguridad a través de lo que se conoce como fuerza bruta. Y no se refiere a martillazos, sino a que, con una gran capacidad de computación, una máquina se dedica a realizar cálculos intensivamente hasta encontrar aleatoriamente los códigos PIN y de seguridad para desbloquearlas.

Los hackers pueden desbloquear tarjetas bancarias en tan solo seis segundos / Archivo
Y aunque parezca un proceso digno de una película de ciencia ficción, este tipo de ataques de fuerza bruta requieren de media unos seis segundos para desbloquear las tarjetas españolas robadas. Hasta aquí todo suena catastrófico, pero desde la misma empresa analítica apuntan que la cantidad de tarjetas de nuestro país son relativamente pocas y más caras de lo normal.
Relativamente caras en comparación a otros países
Esto se puede comprobar si comparamos con otros países, ya que la media mundial es de 8,5 euros por tarjeta, siendo unas de las más caras las japonesas, con unos 47 euros, y de las más bajas las de Honduras, con un precio de menos de un euro, siempre en función de la demanda. Aunque el precio de las españolas es relativamente caro debido al pasado del país en cuanto a seguridad bancaria, indican desde la compañía, lo que hace pensar que las tarjetas son vulnerables, aunque la situación esté cambiando.
Para "consolar", podemos contrastar los datos con lugares como Estados Unidos, con más de 1,5 millones de los 4,4 analizados, en la dark web; seguido de Australia, con 420.000 tarjetas. La razón de la cifra española puede ser por la legislación, que hace responsables a los bancos de la seguridad de las tarjetas, por lo que tras un robo o pérdida, si se utiliza de forma ilegal, la responsabilidad recae en la mayoría de casos sobre el banco.