Hay pueblos que se hacen famosos por la alfarería, otros por sus calçots y otros, com Castelló d'Empúries, por ser, según una investigación conjunta de los Mossos, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria, los fabricantes de las narco lanchas que los traficantes de hachís utilizan para entrar, desde Marruecos, la droga a Europa. En la explotación de la investigación del caso Osiris, que se hizo el pasado 20 de septiembre, tal como adelantó ElCaso.cat, se ha podido confirmar las sospechas de la policía: desde una nave en este municipio de lo Empordà se fabricaban y se ponían a punto embarcaciones que después utilizaban para trasladar la droga desde varios puntos de la costa catalana. Se han detenido diecinueve personas -el principal investigado ha entrado a prisión- y se han decomisado una veintena de embarcaciones, según el resumen de la operación, que aunque fue hace dos semanas, no se ha conocido hasta hoy.

Desde el mes de julio de 2021 que los Mossos d'Esquadra iban detrás de esta organización, que funcionaba casi como una naviera. La policía detectó uno primer avaramente de una embarcación que, por sus características, los investigadores determinaron que podía tratarse de una nave destinada al narcotráfico. También se supo que se habían puesto en circulación tres embarcaciones más de alta velocidad que también estarían destinadas al tráfico internacional de hachís en las localidades gerundenses de Roses, Llançà y Empuriabrava.

 

Junto con la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera se pudo encontrar el punto desde donde se montaban estas embarcaciones, con que se había convertido en un punto de apoyo logístico en las bandas de narcotraficantes. La organización responsable de la logística funcionaba como un hub empresarial con reparto de tareas y gestiones, y disponía de una nave industrial a la localidad ampurdanesa, aseguran los responsables de la investigación.

Los narcos pedían las embarcaciones a medida

Los narcotraficantes contactaban con los investigados y hacían la petición de embarcaciones y, en función de la demanda, conseguían los equipamientos náuticos más adecuados, que en muchos casos provenían de empresas extranjeras de la industria náutica. No únicamente ponían los barcos a punto, también participaban en su traslado hasta el punto de la costa donde se tenían que poner en mar. Todas las embarcaciones que esta "empresa" de la náutica ilegal ponía en circulación tenían que tener medida pequeña, motores potentes y una considerable capacidad de carga para dotarlas de rapidez y maniobrabilidad, para hacer el transporte en poco tiempo y evitar ser pillados por la policía.

Cuando los tres cuerpos policiales pudieron confirmar sus sospechas, el juez de guardia ordenó el asalto de seis pisos y a la nave que se utilizaba de centro logístico de la banda, en Roses, Salt y Castelló d'Empúries. Se detuvieron los siete principales investigados, de edades comprendidas entre los 25 y los 38 años, aunque también se detuvieron once personas más vinculadas con la organización, que hacían servicios logísticos secundarios. En los cacheos, además de las veinte lanchas, también se intervino 48.270 euros, y 430 gramos de cocaína en roca, con un valor al mercado negro de 44.000 euros. Solamente el hombre que tenía la cocaína encima y uno de los principales investigados de la red ingresaron en la prisión. Los Mossos no descartan hacer a más detenidos relacionados con este entramado criminal de apoyo a los narcotraficantes.