Pocos avances tecnológicos son tan polémicos y esperados como los coches eléctricos, que hace unos años eran utopía y que ahora se han convertido en una gran realidad. Aparte de su alto precio, las dificultades para recargarlo en la vía pública han supuesto un gran obstáculo para los usuarios que pretendían adquirir uno de estos vehículos sostenibles.

Aparcar en una plaza de carga de coches eléctricos

Igual de necesarios que las gasolineras, las plazas de aparcamiento reservadas para la recarga de coches eléctricos se han extendido, aunque siguen siendo escasas para las necesidades de los nuevos conductores, sobre todo fuera de ciudades o centros comerciales. La poca oferta las convierte en uno de los bienes más preciados y en uno de los más solicitados.

Y aunque tengan apariencia de plaza de estacionamiento, aparcar un coche con motor de combustión está prohibido y nos podrá salir caro. Considerada como infracción grave, tal y como señala el artículo 195 de la Guía de Infracciones de la DGT, podrá suponer una multa de hasta 200 euros.

La multa de la DGT: infracción grave

Además, esta falta no afecta solo a los conductores de coche a gasolina o diesel que decidan hacerse los chulos y aparcar donde no toca. También se extiende a los coches eléctricos aparcados que no estén recargando la batería, que podrán ser también sancionados.

Coche repostando gasolina tradicional / Pixabay

Esto se debe a que las plazas de recarga no son ni siquiera plazas reservadas o exclusivas, como las de residentes o personas con discapacidad, sino puntos de carga que solamente pueden ocuparse si se va a conectar el vehículo.

Escasez de plazas y precios de carga disparados

Por lo tanto, va mucho más allá de una gamberrada o un acto desesperado o un despiste, como aparcar en un vado, si no que se trata de bloquear uno de los pocos puntos de acceso a batería de los conductores de vehículos eléctricos.

Otra de las dificultades a las que se enfrentan los propietarios de coche eléctrico en España es el precio de la recarga. Porque, pese a que la recarga es mucho más barata que llenar el depósito de combustible tradicional, España está entre los países más caros para recargar.

Concretamente, se trata del quinto país europeo con un precio más alto, con un  precio medio de 13,99 euros totales por carga -0,22 euros por kilovatio y 5,75 por cada 100 kilómetros-, según los datos de un estudio del comparador de precios Switcher.

El quinto país más caro y pocos puntos de carga

Por delante solo quedan Alemania, Dinamarca, Bélgica e Irlanda, con precios que oscilan entre los 0,30 euros por kilovatio del país germano y los 0,05 de Ucrania. Estas diferencias en las tarifas se debe a múltiples factores, como la infraestructura de recarga eléctrica existente, el coste de la energía, su origen y los impuestos, entre otros. 

En este caso, el análisis toma datos de los 38 países de Europa y usa como referencia un modelo de coche con una batería de 60 kilovatios por hora, que es la media de los modelos comercializados en la actualidad. En función de su tamaño y peso, con la capacidad estándar, los modelos cuentan con autonomías de entre 400 y 500 kilómetros.

Y por si fuera poco, sumado al precio, en España, pese a las promesas de ampliar la red de puntos de carga a 150.000, solo hay 8.000.