Los vecinos de un edificio de la localidad de Lardero, en la Rioja, viven una auténtica pesadilla desde hace meses. En octubre de 2021 vieron como en uno de los pisos mataban un niño de 9 años y ahora una mujer de 47 años ha ocupado aquel mismo piso y se dedica a hacer la vida imposible a sus vecinos. Se instaló el pasado mes de octubre y desde entonces la Guardia Civil ya la ha detenido en varias ocasiones, pero siempre acaba saliendo en libertad y volviendo a hacer de las suyas. La mujer la tiene especialmente cogida con la vecina del piso de arriba, a quien le ha quemado la estera, le ha sellado la cerradura con poliuretano y le ha pasado amenazas por debajo de la puerta.

Esta vecina ha conseguido que la justicia le imponga una orden de alejamiento, pero parece que a la mujer le entra por una oreja y le sale por la otra. Se la salta continuamente con su comportamiento incívico, que está provocando un auténtico malestar y tiene atemorizados los residentes del edificio. Las actitudes agresivas y violentas ya no son solo hacia la vecina del piso de arriba, sino que se empiezan a dirigir hacia toda la comunidad. Para tenerla más controlada y sentir una mayor seguridad, se instalaron cámaras de seguridad por todo el edificio, pero la mujer ya las ha reventado a golpes de martillo en varias ocasiones. También ha tirado ollas llenas de comer por las escaleras y los rellanos o los ha amenazado con un hacha.

Lo han detenido varias veces, pero siempre sale en libertad

El pasado 7 de febrero, la Guardia Civil volvió a detener a la vecina problemática por romper el orden de alejamiento y destrozar una de las cámaras. No era la primera vez que la detenían y seguramente tampoco será la última. En total ya se lo ha detenido tres veces por rupturas de condena, tres por delitos de daños y otro por atentado contra agente de la autoridad, al agredir a unos de los agentes que lo iban a detener. Sin embargo, volvió a salir en libertad como acostumbra a pasar siempre. Una vez volvió a su piso, dejó bolsas llenas de excrementos repartidas por las zonas comunes. Es solo el último episodio de esta problemática vecina digna de 'La que se avecina'.