La mujer de Girona que drogó y ahogó a su hija de diez años en diciembre de 2019 "sabía lo que hacía" según los peritos psiquiatras que han tratado a la acusada.
"Sabía lo que hacía" cuándo ahogó a la hija
Los peritos psiquiatras que han tratado en algún momento a la mujer que, en diciembre de 2019, drogó y ahogó a su hija de diez años, han concluido durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial que la procesada "sabía lo que hacía" y que presentaba una "depresión moderada".
Los expertos, que en algunos casos trataron a Maria Àngels F. antes del asesinato, han explicado que este trastorno nunca fue suficiente para ser considerado el móvil del crimen.
Aunque en el historial clínico de la acusada constaba como diagnosticada primero de una depresión postparto y después de un trastorno bipolar de tipo 1, todos estos profesionales consideran poco real este último trastorno.
Según indican al juicio, la mujer sufría más bien de una "depresión moderada", que la hacía "poco reactiva, apática".
Le dijo al psiquiatra que "se daba miedo a ella misma"
Tres días antes del crimen, la acusada pidió a un psiquiatra de urgencias que la volvieran a ingresar en un centro de trastornos mentales, cómo había estado anteriormente.
El médico ha declarado al juicio que es una reacción común entre los pacientes cuándo son dados de alta, porque les cuesta adaptarse a la vida cotidiana.
En esta ocasión, Maria Àngels F. le dijo que tenía "pensamientos feos", que "no se veía capaz de seguir adelante" y que "se daba miedo a sí misma".
Entonces, el profesional le dio la alternativa de un tratamiento ambulatorio al hospital de día que ella aceptó, aunque ha admitido que, "con lo que ha pasado", ahora tiene dudas de si tendría que haber avisado a alguien.
También tenía conocimiento de que la procesada tenía una hija de diez años, pero en aquel momento entendió "que ella vivía sola".
"Ya no sabe qué es la tristeza" después de tanto tiempo
Por otra parte, el psiquiatra que la trata desde enero de 2020 en la prisión Brians 1 ha declarado que, aunque llegó diagnosticada de un trastorno bipolar de tipo 1, los profesionales del centro penitenciario creyeron que "no presentaba ideas delirantes ni síntomas psicóticos" y que el diagnóstico no era acertado.
Desde hace mes y medio, y ya sin medicación, "hay más ansiedad, angustia, sufrimiento, pero se puede explicar por la situación vital" de la acusada, según ha asegurado este profesional, que ha aclarado que la paciente mantiene "un estado de ánimo en que la tristeza y la depresión es el estado principal".
Según este testigo, "su tristeza ya es una forma de vivir y, cuando alguien vive mucho tiempo así, ya no sabe qué es la tristeza". Sin embargo, ha aclarado que los síntomas de la mujer durante el ingreso no podían hacer que no supiera distinguir entre el bien y el mal.
Ahogó a su hija de diez años en la bañera
La psiquiatra que redactó el informe del historial clínico de Maria Àngels F. y la entrevistó por videoconferencia durante la pandemia ha coincidido en este análisis.
Su conclusión es que la acusada era una mujer que siempre había vivido acompañada, que presentaba una "depresión moderada" con tristeza, apatía y un "bloqueo" cuando se hablaba de la niña, "pero en ningún caso un cuadro psicótico".
A esta experta, Maria Àngels le dijo que se acordaba de todo lo que había hecho y que "sabía las consecuencias de lo que hizo, que había dos opciones: o prisión o internamiento psiquiátrico".
También que "no se veía con fuerzas vivir fuera en la calle", pero que "no se suicidaría".
Para esta psiquiatra, la mujer estaba "en un estado depresivo de tristeza, que siente que no puede salir adelante, pero sabía perfectamente lo que hacía: fue a comprar el medicamento -con el cual drogó a la víctima-, lo preparó, había una planificación estructurada y había tiempo para frenarla, pero no lo hizo".
La mujer de Girona que asesinó a su hija
Por su parte, la defensa ha intentado mostrar que la procesada había dejado la medicación y eso podría haber influido el día de los hechos, pero los mismos peritos han negado esta posibilidad, ya que sólo habían pasado seis días y "no habrían desaparecido los efectos de la medicación".
El fiscal pide prisión permanente revisable por un delito de asesinato sobre persona vulnerable con agravante de parentesco y atenuante de confesión; mientras la acusación particular, en nombre del padre, veinte años de prisión.
La defensa, de la mano de David Muñoz, sostiene que tenía las capacidades cognitivas anuladas durante los hechos por su trastorno mental y reclama un eximente de alteración psíquica y que la internen en un centro psiquiátrico.
El juicio continuará mañana con la declaración de la acusada y la presentación de las conclusiones e informes finales de las partes.