Una mujer de unos 60 años ha sido detenida por la Policía Nacional después de bajar a la calle armada con una pistola eléctrica, una Taser, y amenazar a unos menores para que dejaran de hacer ruido.
Amenaza con una Taser a tres menores
En épocas sin ocio nocturno y con fiestas clandestinas por todo, las calles se han llenado de jóvenes con ganas de salir, con las consecuencias que eso implica para los vecinos de determinadas zonas. A pesar de los desalojos policiales y las medidas de seguridad, parece que nadie ni nada parará los gentíos que se juntan para hacer botellón en las calles.
En Zaragoza todo eso ha supuesto un gran problema, en un momento en que el clima acompaña con temperaturas mínimas de 13 grados por la noche. Aunque lo más típico es hacer una llamada a la policía, ya se han dado casos de lanzamientos de agua desde los balcones y ventanas para disipar, a su manera, los botellones.
Pero una mujer de la capital aragonesa, yendo un paso más allá, bajó a la calle con todas sus armas. Los hechos tuvieron lugar el sábado de madrugada en la calle Juan XXIII del barrio de Delicias, muy cerca de la plaza de la Ciudadanía. Aunque se trata de una zona con pocos edificios, tres menores de edad se sentaron en unos bancos cerca del piso donde vivía la ahora detenida.
O dejaban de hacer ruido o los disparaba
Hicieron tanto ruido, que la vecina, de unos 60 años, fue hacia ellos en pijama y amenazándolos. Y llegó con todo el arsenal: sacó una pistola eléctrica, conocida como Taser, y apuntó directamente a los chicos, gritando que, si no se marchaban de allí, la utilizaría porque no le estaban dejando descansar.
No fue necesario, porque los menores, intimidados, huyeron y llamaron a la Policía. Podría parecer una broma, pero varias patrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón se desplazó hasta el lugar de los hechos.
La mujer, que todavía rondaba la zona, fue detenida por los agentes, que además decomisaron la Taser, considerada como arma prohibida. Es por eso que se le acusa de tenencia ilícita y amenazas. Además, llevaba una extensible e incluso un puño americano, también prohibido.
Un puño americano y una extensible
Donde sí pudo descansar sin ruidos fue en los calabozos de la comisaría Actur de Zaragoza, donde pasó la noche del sábado hasta pasar a disposición judicial. Eso fue ya el domingo, cuando declaró ante el Juzgado de Instrucción número 8 de Zaragoza, que, en funciones de guardia, acordó la libertad provisional, si bien le retiró el arma.
El Código Penal establece que la persona que amenace a alguien más con un objeto peligroso o prohibido tendrá que ser condenado a penas de prisión de entre tres meses y un año; o trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia de armas de uno a tres años.
En este caso, como las víctimas eran tres menores de edad, la norma pide una condena superior. En eso habrá que añadir la sanción pertinente por el uso de la pistola Taser, un arma que no tiene capacidad letal a no ser que el objetivo tenga algún problema cardiaco y que algunos sindicatos policiales y de funcionarios de prisiones han reclamado para poder utilizar en determinadas situaciones.