Un joven de 26 años está acusado de haber asesinado a su hijo de solo siete semanas después de apalearlo y sacudirlo con mucha violencia. Los hechos han ocurrido en la localidad de Burnley, en Lancashire (Reino Unido), y el padre se encontraba a cargo del menor mientras la madre estaba en el trabajo. Él mismo llamó a los servicios de emergencia, asegurando que el bebé había dejado de respirar mientras le daba el biberón.

Problemas familiares

Según ha informado el diario a Daily Mail, los padres del bebé asesinado se habían separado antes de su nacimiento, pero recientemente habían reanudado su relación. No obstante, la madre ha declarado que los problemas entre ellos persistían y que las peleas eran continuas. Aún así, nunca habría pensado que estas desavenencias pudieran afectar a su hijo.

El día del presunto crimen, la madre salió a trabajar a las 11:15 de la mañana. Poco después, en torno a las 12 del mediodía, el presunto asesino llamaba a los servicios de emergencia explicando que su bebé había dejado de respirar mientras le daba de comer. Más adelante cambió su versión, diciendo que se lo había encontrado ya muerto en la cuna, pero en los dos casos insistió en que no sabía qué le había pasado al niño.

Apaleado con la fuerza de un atropello

El cadáver del menor presentaba varios traumatismos por todo el cuerpo, así como graves lesiones cerebrales. Los sanitarios que acudieron a la alerta han descrito las heridas como "similares a las sufridas en un accidente de tráfico o después de caer de un edificio de muchos pisos". Además, la autopsia ha revelado que el bebé había sido agredido físicamente en anteriores ocasiones. El padre del niño muerto ha sido detenido por la policía británica acusado de haber asesinado a su propio hijo. Su caso se encuentra actualmente en juicio, pero el acusado sigue negando los hechos.