Los Mossos d’Esquadra, en colaboración con la Guardia Civil, han desarticulado un grupo criminal formado por ocho hombres de nacionalidad rumana, acusados de cometer 28 robos con fuerza en empresas de Catalunya y Aragó. Los detenidos, de entre 21 y 29 años, fueron arrestados en la Cañada Real de Madrid después de una operación coordinada entre ambos cuerpos policiales. De los ocho, seis fueron presentados ante el juez y, posteriormente, todos quedaron en libertad con cargos. La investigación sigue en marcha.
La operación policial culmina una investigación iniciada el pasado diciembre, a raíz de una serie de robos con un modus operandi muy similar: el saqueo de grandes cantidades de cable eléctrico en empresas con instalaciones energéticas complejas, como depuradoras de aguas residuales, industrias alimentarias o plantas metalúrgicas. Estas acciones no solo causaban pérdidas económicas significativas por el coste del cobre sustraído, sino que también paralizaban la actividad empresarial y, en algunos casos, interrumpían servicios públicos esenciales, como el tratamiento de aguas residuales. Algunas empresas, según ha podido saber ElCaso.cat, han sufrido pérdidas superiores al millón de euros.
Un modus operandi calculado y meticuloso
El grupo criminal seleccionaba con cuidado sus objetivos, demostrando un conocimiento técnico en este tipo de robos. Durante la noche, se desplazaban desde Madrid hasta Catalunya o Aragón para actuar. Utilizaban maquinaria especializada, como excavadoras, para acceder a las canalizaciones y arquetas donde se encontraba el cableado, causando graves daños a las infraestructuras. Una vez sustraído el material, lo vendían inmediatamente en chatarrerías locales e ingresaban los beneficios en entidades bancarias antes de regresar a Madrid sin dejar rastro.
En uno de los casos más destacados, en una empresa de Bellvís, los daños provocados por el grupo superaron los 400.000 euros. En Biescas, en Huesca, saquearon una depuradora, causando daños valorados en más de 20.000 euros. En esta última acción, los investigadores localizaron parte del botín escondido cerca de la depuradora, lo que permitió identificar uno de los vehículos utilizados.
Colaboración policial y seguimiento exhaustivo
Ante la evidencia de un grupo organizado, los Mossos d’Esquadra de la División de Investigación Criminal (DIC) de la Región Policial Ponent y la Guardia Civil de Huesca crearon un equipo conjunto de investigación. Los agentes identificaron el núcleo principal del grupo, que residía en la Cañada Real, uno de los puntos más conflictivos de Madrid. Estas personas coordinaban los asaltos y dirigían las operaciones. A pesar de que cinco de los miembros ya habían sido detenidos el pasado febrero mientras intentaban vender 500 kilos de cobre sustraído en una chatarrería de Esparreguera, en el Baix Llobregat, continuaron con su actividad delictiva. Algunas de las empresas asaltadas lo fueron en diversas ocasiones por el mismo grupo, que aprovechaba la falta de medidas de seguridad. Los ladrones no entraban en empresas que vendían o comercializaban cobre, sino en aquellas con instalaciones complejas, de donde arrancaban todo el cableado.
El 27 de noviembre, los investigadores detuvieron a ocho miembros del grupo criminal en Madrid. La operación se llevó a cabo en condiciones de gran complejidad, dado que los sospechosos residían en una zona con alto riesgo de fuga y con el apoyo de una comunidad muy cerrada. Los detenidos fueron citados en la comandancia con la esperanza de salir rápidamente, pero seis de ellos pasaron la noche entre rejas antes de ser entregados al juez al día siguiente. Todos los detenidos han quedado en libertad con cargos mientras avanzan las diligencias. Aun así, el mensaje es claro: si robas en Catalunya, los Mossos te atraparán, aunque te escondas en la Cañada Real de Madrid.