Desde el domingo por la noche, después del tiroteo mortal, los Mossos d'Esquadra intentan cazar a Guillermo C.H. [en la foto], el hombre que, supuestamente, abrió fuego con un arma de guerra en la Font de la Pólvora de Girona durante la verbena de Sant Joan, dejando dos víctimas mortales y dos heridos, que todavía están ingresados en el Trueta de Girona. El incidente destapó una ola de violencia del clan familiar de las dos víctimas, que destrozaron dos casas, una masía y vehículos de la familia rival, de etnia gitana, como ellos. Este barrio de la capital del Gironès es de control gitano y los últimos meses se han vivido momentos de tensión, que ahora han escalado del todo, después de años y años con los responsables políticos mirando hacia otro lado. La proliferación de plantaciones de marihuana, un negocio que se ha convertido en el modus vivendi de parte del barrio, ha desencadenado también que cada vez haya más armas de fuego en esta zona, como también ocurre en otros puntos de Catalunya. Y fue este hecho, que el sospechoso tuviera en su poder un arma de guerra, un AK-47, el que hizo que la escalada de un enfrentamiento banal acabara con dos muertos, dos personas heridas y un barrio patas arriba. Este Sant Joan manchado de sangre ha obligado, si es no de cara a la galería, a mover ficha a policía y políticos.

El sospechoso del tiroteo, cinco días después, todavía no ha aparecido. Tampoco un cuñado suyo, Francisco, que también se marchó del barrio después de los hechos. Pasaron por Figueres y ahora nadie sabe dónde están. La policía está trabajando para poder localizarlos y arrestarlos, y sobre todo, hacerlo antes de que lo haga el clan rival, tradicionalmente enfrentados y ahora en pie de guerra, y evitar así otro baño de sangre. Tal como adelantó ayer ElCaso.com, los Mossos diseñaron un operativo de seguridad para vigilar el velatorio que se ha hecho esta noche de los dos cadáveres, en el centro de culto del mismo barrio, y seguirá durante los próximos días, con agentes de la Brigada Móvil (Brimo) y del Área Regional de Recursos Operativos (ARRO) hasta que se pueda recuperar la normalidad.

Tras este compromiso, que se ha conocido en firme después de la reunión de la Junta Local de Seguridad que ha liderado el alcalde, Lluc Salellas, y el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, está la necesidad de mantener el dispositivo en el barrio para evitar venganzas, una petición que los mismos miembros de la familia de las víctimas han pedido a la policía, por el temor de que los familiares y amigos de Guillermo, el supuesto asesino del AK-47, vuelvan al barrio y hagan, de nuevo, un baño de sangre. Ahora ha escapado, pero vía emisarios suyos ya ha avisado de que la destroza de su casa no quedará en nada y que la guerra no ha acabado. Lejos queda, aseguran los conocedores de este mundo, cuando la ley gitana era fuerte, con patriarcas que los podían controlar y que arreglaban, aunque a su manera, las cosas. Ahora las organizaciones de clanes, aunque la sangre todavía tira, han quedado más difuminadas y los jóvenes miembros de estas familias responden más a intereses particulares -vinculados algunas veces al tráfico de drogas- que a los linajes, como sí ocurría antiguamente. La presencia policial de estos días, de manera permanente, no sería posible sin el beneplácito de los mismos vecinos, que también han solicitado ayuda a la policía para evitar nuevos enfrentamientos.

De Sant Jordi a Sant Joan, el currículum del fugitivo

El currículum del principal sospechoso -la policía tiene claro que fue él quien fue a buscar el arma de guerra y abrió fuego; un familiar suyo hizo uso de un arma corta, estilo 9 mm- avala esta teoría. Se trata de un hombre de nacionalidad española, Guillermo C.H., con quince antecedentes policiales, sobre todo, por narcotráfico. Aquí es donde todo radica. El negocio genera mucho dinero, muchos intereses, y por lo tanto, también rivalidad, que acaba con violencia. Los Mossos hace años que alertan de esta situación que camina hacia la narcosociedad. A pesar de ello, la policía catalana, y concretamente, la Comisaría General de Investigación Criminal está superada y lejos de poder hacer frente.

El hombre que ahora todos quieren cazar ya fue detenido el día de Sant Jordi en una operación que realizó la Policía Nacional contra el tráfico internacional de marihuana, que se inició en el Prat de Llobregat y que terminó en la Font de la Pólvora. Entre las detenciones que se realizaron en el barrio, estaba el autor del doble crimen. El hombre fue detenido en el marco de esta operación, que se realizó con la colaboración de policías internacionales, y después fue dejado en libertad por el juez que había llevado el caso. Aunque se registró su casa, no se localizó en aquel momento el arma que el domingo por la noche sembró el pánico en la Font de la Pólvora. Este miércoles por la mañana los Mossos localizaron el AK-47 cerca del barrio, donde lo había "abandonado" el pistolero antes de escapar. Fuentes de la policía catalana han explicado que se pactó la entrega.

Sempre la droga en la ecuación

Sea hachís o sea marihuana, las drogas ya se han convertido en el problema más grande de seguridad que sufre nuestro país. Nadie puede decir que no se detectaron síntomas antes, pero ahora ha explotado. La costa catalana se ha convertido en la entrada del hachís marroquí en Europa y los bosques de Catalunya en el jardín de marihuana de todo el continente. Y eso, evidentemente, corroe una sociedad, muchas veces, ajena al peligroso negocio, pero que la tentación les hace caer.

Durante el gabinete de crisis que se ha celebrado esta mañana en el Ayuntamiento de Girona, el conseller de Interior ha recordado que la lucha contra estos delitos es "una de las prioridades" de los Mossos d'Esquadra. De hecho, ha dicho que cada día la policía realiza entre cinco o seis detenciones vinculadas a salud pública, y que el año pasado se decomisaron más de medio millón de plantas de marihuana. Una cifra, en el caso del hachís, que se ha disparado este 2024 y que la semana pasada llevó a la desarticulación de una de las mafias marroquíes más potentes del país. A pesar de ello, el conseller ha pedido endurecer las leyes contra los grupos organizados que hacen del narcotráfico su día a día. "No puede ser que la pena por tener la luz pinchada porque no la puedes pagar sea la misma que hacerlo para alimentar una plantación de marihuana", ha afirmado Elena. "Las organizaciones de crimen organizado obtienen beneficios astronómicos; y, por lo tanto, es imprescindible penalizar más el cultivo y el comercio de droga", ha subrayado el de Vilanova i la Geltrú.

El alcalde, el cupaire Salellas, ha celebrado los compromisos de los Mossos de mantener el dispositivo de seguridad en el barrio, que también contará con la colaboración de la Policía Municipal, y ha pedido esfuerzos a los cuerpos policiales para sacar las armas de las calles. En la reunión, que se ha celebrado en el Ayuntamiento de Girona, ha participado también el delegado del gobierno español en Catalunya, Carlos Prieto, el director general de la Policía, Pere Ferrer, la jefa accidental del cuerpo de los Mossos d'Esquadra, la comisaria Rosa Bosch, la jefa de la región policial de Girona, la comisaria Sílvia Catà, y también los jefes de la Policía Municipal de Girona y la Guardia Civil en la capital del Gironès, entre otras autoridades.