Melania y Donald Trump siguen acaparando portadas después de su salida de la Casa Blanca. Y no precisamente por ser el matrimonio perfecto: un nuevo desplante de la ex primera dama hizo saltar las alarmas. La mujer, nacida en una familia obrera y llegando a lo más alto de la sociedad estadounidense, empezó ocupando portadas de revistas, pero en ropa interior. Además, se han destapado documentos en los que se revelaba que había trabajado de forma ilegal a su llegada a Estados Unidos.

Melania Knavs, de una ciudad yugoslava a agencias de modelos

Su carrera como modelo fue su principal salida para poder ver mundo. Nacida en Sevnica, una pequeña ciudad de Eslovenia, antigua Yugoslavia, e hija de agricultores, desde niña soñaba con grandes aspiraciones. En 1987, el fotógrafo Stane Jerko la descubrió, sentada en las escaleras de su instituto en Ljubljana.

El golpe de suerte la llevó a dejar sus estudios para meterse en una agencia de modelos, donde despegó su exitosa carrera.

Con tan solo 18 años fue elegida por la firma de ropa yugoslava Vezenine Bled, una de las más importantes antes de la guerra, para ser su imagen.

Y meses más tarde ya estaba viajando por Europa, participando en desfiles en capitales de la moda como París o Milán. Tras varias operaciones estéticas y sin acabar de encajar, se trasladó en 1996 a Estados Unidos.

Playboy, fiestas y trabajos ilegales

Ella asegura que se mudó a Nueva York en octubre, pero la agencia Associated Press destapó que unos papeles demostraban que la modelo había cobrado 20.000 dólares por unos trabajos realizados entre los meses de agosto y septiembre del mismo año. Fechas en las que, según AP, solo contaba con un visado de turista.

Donald y Melania Trump / Archivo

Donald y Melania Trump / Archivo

El éxito tardó poco en llegar y Melania empezó a codearse con personalidades como Hugh Hefner, dueño de Playboy, que la alojaba de vez en cuando en su mansión, la de las "conejitas".

Escándalo en ropa interior y matrimonio millonario

En el año 2000,  ya siendo pareja del que luego sería presidente, Melania aparece en la portada de GQ Inglaterra, causando un escándalo con las fotografías, mientras Donald posa para la revista Playboy.

Y en 2006 se casan finalmente, otorgando a Melania la ciudadanía americana y teniendo su único hijo en común, Barron William Trump, quinto para Donald y primero para ella.

Melania en la portada de la revista GQ / Archivo

Melania en la portada de la revista GQ / Archivo

Su historia en la alta sociedad estadounidense llegó a su punto álgido cuando ocuparon la Casa Blanca para un mandato de cuatro años, en los que las polémicas no han sido pocas.

Más allá de los comentarios de Donald Trump, de sus políticas racistas, misóginas y extremamente conservadoras, la prensa siempre ha estado pendiente de la relación matrimonial.

Gestos de desprecio entre Melania y Donald Trump

Y es que Melania, con una cara muy expresiva, ya ha mostrado en más de una ocasión el rechazo en público hacia su marido, incendiando las redes sociales.

Se trata de gestos sutiles, pero que no pasan desapercibidos: y menos en la era de internet en la que las cámaras lo graban todo y un vídeo puede dar la vuelta al planeta en cuestión de segundos.

Si al principio de la legislatura de Trump lo más criticado era la actitud del presidente hacia su mujer, a la que humilló en varias ocasiones, Melania ha conseguido darle la vuelta a la tortilla.

Durante una visita a Israel y delante de cámaras, la ex primera dama se negó a darle la mano a su marido al bajar del avión. Este gesto se repitió al aterrizar en Roma, dando lugar al hashtag #FreeMelania.

#FreeMelania

Y la última que ha revolucionado las redes fue la semana pasada, cuando en un partido de béisbol entre los Houston Astros y los Atlanta Braves, Donald Trump saludó a los aficionados mientras Melania sonreía, pero en cuestión de segundos giró la cabeza, cambiando la cara por un gesto de asco.

Tras el compromiso presidencial, son muchos los que sospechan que el divorcio de los Trump está a la vuelta de la esquina, aunque de momento no se ha hecho efectivo.