La madre de las dos chicas asesinadas en el Pakistán por un caso de matrimonio forzado ha conseguido volver a Barcelona sana y salva después de vivir una auténtica odisea los últimos dos meses. La mujer, de nombre Azra Bibi, ha llegado al Aeropuerto del Prat acompañada de su hijo pequeño de doce años, y allí la ha recibido el cónsul del Pakistán.

Desde que se conoció la noticia del cruel asesinato de las dos jóvenes, las autoridades catalanas y españolas han hecho lo imposible para que su madre y su hermano pequeño volvieran a Barcelona el más rápido posible. Se marcharon de la capital catalana hace dos meses con la intención de hacer un viaje familiar que, si bien tenía que ser tranquilo, ha acabado convirtiéndose en una tragedia familiar de la cual ha sido cómplice todo un pueblo entero.

"No sé nada", ha asegurado la mujer a los medios sobre el asesinato de sus hijas

Azra Bibi, que ha volado durante casi diez horas, desde el Pakistán hasta Barcelona haciendo escala en Abu Dhabi, ha agradecido la tarea de las autoridades catalanas y españolas por haberle facilitado el retorno. La situación que ha vivido los últimos dos meses en el Pakistán ha sido insostenible, y ha llegado a temer por su vida. Con respecto a las preguntas sobre el asesinato de las suyas dos a hijas en manos, presuntamente, de seis miembros de su propia familia, la mujer ha asegurado "no saber nada", según ha adelantado la ACN. El cónsul del Pakistán, que ha recibido en el Azra y a su hijo en el aeropuerto, ha explicado a los medios que la policía pakistaní tiene "pruebas muy sólidas" contra los seis acusados, los cuales podrían enfrentarse a una pena de 25 años de prisión, tal como ha recogido la ACN.

Azra Bibi estuvo secuestrada por su familia y temía por su vida

La madre de las dos chicas, a pesar de vivir en Terrassa (Vallès Occidental, Barcelona), decidió hacer un viaje a su país de origen y visitar el pueblo y familiares, sin poder imaginarse las oscuras intenciones que todos juntos tenían. Los suegros de Azra, padres de los primos con quien habían casado a las chicas hacía pocos años, la secuestraron y la retuvieron durante dos meses en su casa. Azra estuvo cerrada en una habitación durante 60 días en el pueblo de Mouza Nothia, totalmente incomunicada; todo formaba parte del maquiavélico plan que habían trazado para llevar a cabo el "crimen de honor" contra las dos chicas. La madre tuvo que presenciar la tortura y el asesinato de sus dos hijas. Azra recibió también una serie de amencades de muerte por parte de sus familiares. Cuando las autoridades pakistaníes, catalanas y españolas fueron conocedores de los asesinatos, rápidamente ofrecieron protección policial a Azra y la escondieron en un municipio de la región, donde ha permanecido hasta que las autoridades han conseguido que pueda volver a Barcelona.

El hermano de las chicas y sus maridos habían trazado un maquiavélico plan

Las dos hijas de Azra empezaron a preocuparse porque no tenían noticias de su madre, hasta que sus familiares les dijeron que estaba teniendo graves problemas de salud y que podía morir. Las dos hermanas se apresuraron a volver a su pueblo para estar con ella. Una vez allí, sin embargo, descubrieron que sus primos y maridos, con la colaboración de su hermano mayor y de otros primos, las habían engañado con el fin de obligarlas a mantener las tradiciones pakistaníes.

Las hermanas, Anessa y Arooj, se habían casado hacía años con sus primos, pero se trataba de un mero trámite y las chicas hacían una vida totalmente diferente de la de sus maridos, ellas en Terrassa y ellos en el Pakistán. El hermano mayor de una de las chicas no aprobaba el estilo de vida de sus hermanas, hasta el punto que había llegado a apuñalar a la pareja de una de ellas. Después de poner al corriente de todo a los maridos y a los familiares que vivían en el Pakistán, decidieron tender una trampa a las chicas para conseguir que vinieran a su país de origen y volvieran a España acompañadas de sus maridos; también les propusieron que ellas se quedaran en el Pakistán y ellos viajaran a España. Ellas se negaron a todo y exigieron el divorcio. Fue entonces cuando las retuvieron en el Pakistán en contra de su voluntad, organizando y cometiendo un crimen de honor contra ellas.