Una mafia multinacional instalada entre Barcelona y Tarragona ha estafado más de 200.000 euros a una cincuentena de personas los últimos meses. Los malhechores se hacían pasar por compañías de banco o de telefonía diciendo que eran los asesores de los clientes y así conseguían datos personales para después robar dinero de las cuentas corrientes de las víctimas. Los Mossos d'Esquadra ha podido desmantelar la red y detener once personas, de nacionalidad peruana, ecuatorianas, españolas, marroquíes, brasileñas, cubanas y pakistaníes y de entre 30 y 40 años, como presuntos autores de las estafas.

La investigación policial empezó hace un año cuando se detectó el aumento de denuncias por estafa con un mismo denominador común, la posible captación de datos personales bancarios a través de llamadas telefónicas, lo que se conoce como 'vishing'.

Estas llamadas telefónicas, hechas desde Sudamérica, las hacían de tal forma que las víctimas pensaban que estaban hablando con su empleado de banca o su operador de telefonía móvil, ya que los criminales tenían previamente los datos personales de la víctima, y el objetivo era engañar los receptores de las llamadas para obtener acceso a su banca en línea.

Según han explicado este jueves los Mossos, los estafadores estaban muy bien organizados. En una segunda parte de la operativa criminal, los estafadores, una vez ya tenían control de la cuenta corriente digital de la víctima, ponían esta información a disposición de otras personas que hacían las operaciones bancarias fraudulentas: enviaba dinero desde las cuentas robadas a cuentas corrientes españoles controlados por los detenidos.

Un grupo desde Barcelona y Tarragona movía el dinero

En una tercera y última fase del fraude, otro grupo de personas, los llamados "muleros", hacían reintegros en efectivo, de tal forma que una parte del dinero obtenido era entregado a los responsables de la trama y otra parte era enviada al extranjero a través de agencias de envío de dinero. El control de los responsables del fraude sobre los muleros era tal que incluso en algunos casos se identificaron denuncias de los propios muleros en las cuales manifestaban haber sufrido extorsiones por parte de sus controladores, bajo el pretexto de no hacer adecuadamente la entrega del dinero a los responsables de la organización criminal.

La investigación ha determinado que los estafadores, además de transferirse saldos de las cuentas bancarias de las víctimas, utilizaban el dinero robado para adquirir material electrónico, sobre todo móviles, que después venían a un precio inferior al de mercado en tiendas en connivencia.

Detenidas once personas

La semana pasada se hicieron nueve entradas y cacheos a diferentes localidades de las demarcaciones de Barcelona y Tarragona y se detuvieron once personas por los delitos de estafa y organización criminal, bajo la batuta del Juzgado de Instrucción número 2 de Esplugues de Llobregat y de los agentes del Área Central de Delitos Económicos de la División de investigación Criminal (DIC).

El operativo fue especialmente complejo de coordinar, ya que algunos de los investigados eran portadores del coronavirus, y eso obligó a adoptar medidas adicionales de seguridad para evitar contagios durante el dispositivo, según han informado los Mossos d'Esquadra. Los detenidos pasaron a disposición judicial y todos quedaron en libertad con cargos y a uno de ellos como medida cautelar le decretaron la retirada del pasaporte.