Fàtima Ofkir, la chica de L'Hospitalet de Llobregat que en el año 2018, cuando solo tenía 18 años, fue condenada a cadena perpetua en Omán por tráfico de drogas, ha sido liberada. Después de pasar siete años entre rejas, su liberación ha sido posible después de que se haya incluido su nombre en la lista de beneficiados por la tradicional amnistía que el sultán de Omán concede después del mes del Ramadán. Ya libre, está previsto que en las próximas horas la joven pueda retornar a Catalunya para encontrarse con su familia.

Condenada en cadena perpetúa en Omán por tráfico de drogas

El calvario de la Fàtima empezó en el verano de 2018, cuando con solo 18 años, y rodeada de malas influencias, se dejó convencer para llevar un paquete al sultanato de Omán a cambio de dinero fácil. La joven aceptó y se plantó en la habitación de un hotel de Mascate, la capital del país. Allí, al abrir la bolsa de la droga, se pensó que se trataba de paquetes explosivos y, asustada, llamó a su contacto para decirle que se echaba para atrás y abandonaba. No obstante, la policía ya iba tras sus pasos y la detuvieron en la misma habitación del hotel.

Después de un juicio lleno de irregularidades, Fàtima ingresó en prisión, convirtiéndose en la presa española más joven al cumplir condenar fuera del Estado. La cerraron en un centro penitenciario en medio del desierto, donde la obligaron a utilizar un burka que le cubría todo el cuerpo, a rezar cinco veces al día y solo podía hacer una llamada de un minuto a sus familiares cada quince días. Las condiciones en las cuales se encontraba eran tan difíciles para ella que, al ofrecerle la opción de cambiar la cadena perpetua por la pena de muerte, influida por una profunda depresión, se lo llegó a plantear, aunque finalmente lo rechazó.

Dos años y medio después de su internamiento, en noviembre de 2020, las cosas empezaron a cambiar cuando su madre contrató un nuevo bufete de abogados, Vosseler Abogados. Se contactó con abogados en Omán que tuvieran conocimiento de las leyes del sultanato y se hicieron gestiones con contactos diplomáticos y políticos, hasta el punto que Carles Puigdemont llegó a presentar un suplicatorio en el Parlamento Europeo pidiendo su extradición. La principal prioridad, sin embargo, fue dar apoyo moral y esperanza a Fàtima para intentar quitarle de la cabeza los malos pensamientos. Gracias a eso, durante estos últimos años ha podido continuar con el plan de estudios a través de la educación a distancia que le proporcionaba el despacho de abogados, con la colaboración de la embajada española en Omán. Ahora, después de siete años de infierno, ha recibido la amnistía y ya puede volver a casa para empezar una nueva vida.