Este lunes por la mañana un hombre que vivía en la calle ha sido encontrado sin vida en un banco de los Jardins de Málaga, en el barrio de Sants de Barcelona. Los Mossos d'Esquadra lo han localizado al mediodía, después el aviso de unos vecinos, que han explicado que uno de los trotamundos habituales que hay en la zona, y que normalmente estaba en este banco, entre las calles Numància y Nicaragua, en el distrito de Sants-Montjuïc, hacía rato que estaba estirado sin dar señales de vida. Después de confirmar que estaba muerto, se ha informado el juzgado de guardia y se ha procedido a hacer el levantamiento del cadáver.

Según ha podido saber ElCaso.com, el cuerpo del hombre, de unos 60 años y conocido de la zona, no presentaba signos de criminalidad. La Unidad de Investigación de la comisaría de Sants-Montjuïc hará el atestado y será entregado al juez. El hombre, que presentaba un estado de salud muy deteriorado, según han explicado algunos testigos a este medio, hacía un par de semanas que dormía en el mismo lugar. La policía sospecha que el hombre hacía horas que estaba muerto; a primera hora de la mañana uno de los vecinos, asegura, ya ha alertado a la policía, pero nadie le ha hecho caso. Hasta casi la una del mediodía no se ha hecho el levantamiento del cadáver.

Las muertes más silenciosas

Las muertes de las personas que viven en la calle son las que más desapercibidas pasan. Anónimos trotamundos que viven donde pueden y que cuando mueren, muchas veces, nadie les echa de menos. A principio de febrero se localizaron dos personas muertas que también vivían en la calle en plena ola de frío. Como en el caso de hoy, las autopsias que se hicieron a los dos sintecho encontrados muertos en la zona de Sagrada Familia y a la calle de Ausiàs March confirmaron que no presentaban signos de criminalidad.

La fundación Arrels, dedicada a la atención de personas sin hogar que viven en la calle en la ciudad de Barcelona, dispone de datos que confirman que cada seis días, en la capital de Catalunya, muere una de las personas que viven en la calle. En siete años 400 personas han muerto según los cálculos de esta fundación. Las situaciones extremas, además de los casos de violencia y robos que sufren las personas que no tienen hogar, es una de las máximas preocupaciones de esta fundación de Barcelona.