Empieza el juicio contra el exjefe de grupo de los Castellers de Barcelona que el año 2020 fue detenido por, presuntamente, haber abusado de nueve niñas menores de edad de la organización. Los hechos que se le imputan tuvieron lugar entre los años 2014 y 2019, y la Fiscalía solicita para el acusado hasta 25 años entre rejas como castigo por tres delitos de abuso sexual, seis delitos continuados de abusos sexuales y uno de abuso sexual con delito de exhibicionismo.

El hombre, de 48 años, habría aprovechado la confianza que tenía con las familias de las víctimas para quedarse a solas con las chicas, a las que invitaba a su casa después de los ensayos, según ha adelantado Betevé. El escrito de la acusación también ha revelado que les hacía tocamientos de carácter sexual con la excusa de hacerles masajes terapéuticos, y también entraba con ellas en el lavabo cuando se estaban duchando. Cuando fue descubierto, desde la dirección del grupo lo expulsaron inmediatamente de la organización, la más antigua de la ciudad, y denunciaron los hechos a los Mossos d'Esquadra.

Un miembro del grupo detectó los abusos

Según el comunicado que los Castellers de Barcelona publicaron en las redes sociales, fue un miembro de la organización quien detectó "indicios de un posible comportamiento inadecuado y de abusos" por parte de esta persona. La Unidad Funcional de Abusos a Menores (UFAM) del Hospital Sant Joan de Déu se puso en contacto con las chicas afectadas; con respecto a las víctimas que en el momento de la denuncia ya habían cumplido la mayoría de edad, fueron asesoradas por la Asociación de Asistencia a Mujeres Agredidas Sexualmente (AADAS). Las dos entidades determinaron que había indicios de que las chicas habían sufrido agresiones sexuales, y denunciaron el caso a la Fiscalía.

El acusado, que desde entonces está en libertad con medidas cautelares, había sido presidente de los Castellers de Barcelona entre los años 2007 y 2008, y cap de colla entre el 2010 y el 2011, además de haber sido miembro del equipo técnico de niños, posición que, supuestamente, aprovechó para estar más cerca de las menores y poder cometer los abusos. Tres años después de la primera denuncia, el hombre puede llegar a ingresar en la cárcel durante los próximos 25 años.