La investigación para aclarar quién ordenó el asesinato de Joan Coromina en enero de 2022 en la Baronia de Rialb, en la Noguera, sigue bajo secreto de sumario. La semana pasada los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil detuvieron a tres personas que, tras no declarar ante el juez de Solsona que ha liderado la investigación, ingresaron en prisión. El juez, sin embargo, a pesar de tener ya entre rejas a los tres arrestados, todavía no ha levantado el secreto a la espera de que la investigación de los Mossos pueda seguir avanzando y encontrar la cuarta pieza, el autor material de los hechos, que, por ahora, no se ha podido detener.
La causa sigue secreta
La semana pasada se detuvieron tres hombres, entre ellos un excomandante de la Guardia Civil en la reserva, F.G.P., a quien se le ha acusado de ser el inductor del crimen —que, según la instrucción, se considera, por ahora, un homicidio. También se ha detenido a un joyero y empresario de Cervera, Ramon Alsina, exsocio de la víctima y tío político de los pilotos Márquez, y también N.G.B., el propietario de un taller mecánico de Lleida, ambos como cooperadores necesarios para el crimen.
Los tres, según las diligencias practicadas, y también según la teoría de la Fiscalía, participaron en urdir el plan para eliminar a Joan Coromina y, después, encubrirlo. Aun así, la defensa de los tres, al no poder tener acceso a la investigación, que sigue secreta, no ha podido aún iniciar la estrategia para defenderse. De momento, tras recibir el auto de prisión a final de la semana pasada, harán ahora un recurso directo a la Audiencia de Lleida pidiendo que queden en libertad, según ha podido saber ElCaso.cat.
Falta encontrar al pistolero
Los investigadores de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos, durante estos tres años de investigación, han seguido y vigilado a los tres imputados. Forman parte de la causa, aunque las defensas no han tenido acceso, escuchas telefónicas que deben servir, del análisis, también para poder llegar a saber quién fue el encargado de disparar el arma que mató a Joan Coromina aquella fría mañana de enero de 2022. También los geoposicionamientos de justo el día siguiente de los hechos han ayudado a redactar el relato de los hechos que ha servido para concluir la primera fase de la investigación con la detención del inductor, el mando de la Guardia Civil, y también de los otros implicados.
El disparo que alcanzó en el pecho a Coromina, mientras estaba en un terreno de su propiedad, en la Baronia de Rialb, sin ningún testigo ni cámaras de seguridad, fue efectuado, según los análisis de balística, desde unos 100 metros. Un hecho que hace pensar a la policía que quien mató a Coromina —y que se descarta que sea alguno de los tres detenidos hasta ahora— fue un profesional. Un sicario contratado precisamente para matar a este hombre que, supuestamente, todos los implicados querían muerto para evitar que aireara los negocios poco lícitos que tenían entre manos. La segunda parte de la investigación deberá servir para aclarar quién fue el autor material de la muerte de Coromina y encontrar más indicios contra el excomandante de la Guardia Civil que, supuestamente, fue quien ordenó la ejecución de Coromina. Los Mossos solo tienen la bala que mató a la víctima y que quedó incrustada en el suelo.
Las cartas que tienen los investigadores en la mano, por ahora, son dos: el secreto de sumario y la información que los detenidos, entre rejas, tienen y que, de momento, no han querido revelar. Estar en prisión, sin embargo, puede hacer cambiar esta situación y alguno de los tres, los que están acusados de ser cooperadores necesarios, podría cambiar de opinión.
Miedo a ser delatados por Coromina
Sobre la motivación de los hechos, sin embargo, la investigación también sigue abierta. Según ha podido saber ElCaso.cat, los Mossos han analizado los negocios que tenía Coromina, dedicado a la compraventa hasta que fue asesinado. Antes había tenido también otros negocios y había hecho fortuna en Andorra, donde se le relaciona con contrabandistas, como el guardia civil detenido y acusado de haber ordenado su asesinato.
La investigación ha podido aclarar que el mando del Instituto Armado pidió, cuando todavía estaba en activo y pocos días antes del crimen, el pago de 30.000 euros a Coromina a cambio de detener una investigación que la Guardia Civil llevaba contra él también por contrabando. El ahora mando en la reserva, que anteriormente también había sido investigado por negocios al margen de la ley y que llegó a ser un alto cargo de la Guardia Civil en Lleida, recibió la negativa por parte de Coromina y esto abrió la caja de los truenos. Si no quería pagar, también podría delatarlos y desmantelar el negocio que tenían, y fue cuando, según la investigación de los Mossos —con la colaboración de la Guardia Civil—, decidió acabar con él.
Los dos crímenes de Lleida
Esta investigación ha permitido resolver, aunque sea en una primera fase y a la espera de novedades, uno de los dos crímenes más enigmáticos de Ponent. Hace pocos meses se resolvió también el asesinato de la tarde del 5 de enero de 2024 en Vilanova de la Barca, en el Segrià, donde un excondenado por terrorismo islamista mató a un jubilado que estaba en el campo. Antes ya había matado a otros dos campesinos en Navarra. Fue detenido en Occitania, en Béziers, después de poder identificarlo y ordenar su detención a escala europea.