A principios de esta semana, un trabajador de limpieza municipal encontraba el cuerpo de Mila Marchetti, una mujer de 38 años, en el punto limpio de la localidad de O Carballiño, en Ourense. Vestida con pijama y con varios golpes, se barajó en un principio un posible asesinato que, ahora, de forma preliminar, se ha descartado tras las primeras investigaciones. Sin embargo, sigue sin haberse esclarecido en qué circunstancias murió la mujer, que tuvo una extraña actitud antes de morir. ¿Qué pasó con Mila Marchetti si no fue un homicidio?
Descartan un homicidio en la muerte de Mila en Ourense
Ha sido después de cuatro días de investigaciones cuando los agentes de la Guardia Civil a cargo del caso han decidido descartar el homicidio o asesinato como hipótesis sobre la muerte de Mila, que fue encontrada en un punto limpio sin vida en la madrugada del sábado al domingo, cuando un operario manipulaba los contenedores. Poco después se supo que era la misma persona que horas antes había sido identificada por la Guardia Civil cuando caminaba desorientada por la autovía.
La mujer, de 38 años y de nacionalidad brasileña, presentaba varios “golpes” en el cuerpo cuando la encontraron. Sin embargo, aunque las actuaciones están bajo secreto de sumario, ahora la hipótesis más potente es que Marchetti no habría sido víctima de un crimen y no se descarta que las lesiones se produjeran durante el trayecto que realizó un camión que recogió el contenedor en el que supuestamente se encontraba la mujer.
¿Cómo murió Mila Marchetti?
Por el momento, en los últimos días, colectivos feministas reclamaban a las autoridades competentes que pongan “todos los recursos y medios necesarios” para “resolver a la mayor brevedad posible” este caso ante “la incertidumbre que rodea” esta muerte y conocer las circunstancias en que se produjo el fatal desenlace. Y es que las circunstancias tan extrañas, junto a la poca información que se filtra al respecto debido al secreto que pesa sobre las actuaciones, han generado una gran inquietud en la sociedad gallega.
El único hilo del que se puede estirar son los testimonios que vieron a Mila las horas antes de su muerte. Vestida con un pijama de Hello Kitty, caminó desorientada por la localidad, y se cruzó con varias personas que intentaron ayudarla, sin éxito. Los primeros fueron los empleados del bar San Cristóbal, que, tal y como recoge La Región, la vieron entrar desorientada y nerviosa, por lo que se ofrecieron a llamar a la policía. Ante esto, Mila se marchó a toda prisa y se dirigió al bar de enfrente, el de la estación de autobuses.
Sus últimas horas, la clave para saber qué pasó
Allí, igualmente confundida, le invitaron a un café y ella pidió ayuda, alegando "que la querían matar" y que temía por su hija, de 17 años. De nuevo, al mencionar una posible llamada de ayuda a la policía, huyó muy nerviosa. Los últimos que la vieron fueron agentes de la Guardia Civil, que la encontraron caminando al lado de la autovía y la recogieron para llevarla al centro de salud. En cuanto a su familia, hacía un tiempo que se había casado con el hijo del dueño del prostíbulo en el que ella misma trabajaba. Sin embargo, el único que habló con La Región fue su suegro, Aquilino González, quien relató que últimamente estaba muy alarmada y que no estaba bien desde hacía meses: "Solo hablaba de morir, incluso obligaba a los demás a cerrar las puertas por la guerra, decía que iban a venir a por ella y a por su hija, por ser más morenas que las demás".