Mila Marchetti, la mujer que fue encontrada sin vida en un contenedor de basura, pidió a varias personas que la ayudaran a escapar de una situación peligrosa pocas horas antes de morir y encontrada cerca de la planta de transferencia de residuos de Carballiño. 

Según publica el diario La Región, Marchetti entró sobre las 13:30 del sábado día 12 de marzo a pedir ayuda en dos establecimientos. Accedió al Bar San Cristóbal pidiendo ayuda. Además, el dueño del establecimiento declaró que se le notaba muy nerviosa y llegó a entrar hasta la entrada de la cocina. La mujer del propietario comentó que parecía que Mila estuviera mareada o desorientada. Además, cuando le ofrecieron llamar a la policía para ayudarle, se marchó rápidamente del local.

Ambos comentaron que no la conocían de nada, no la habían visto jamás por allí. También declararon que iba vestida con en pijama de color rosa de la popular marca Hello Kitty y un chubasquero, para protegerse de la lluvia.

Se marchó a pedir ayuda a otro bar

Después de salir del Bar San Cristóbal entró en el establecimiento que está justo enfrente, el bar de la Estación de Autobuses. Según una trabajadora de este local, Mila Marchetti entró y empezó a pedir ayuda. La chica se mostró con una actitud nerviosa y con mucho miedo.

Los compañeros de La Región, han podido hablar con una de las trabajadoras del bar de la Estación de Autobuses y ha confirmado los hechos. Además, comentó que Marchetti no dejaba de repetir: "Necesito ayuda, quieren matarme". 

Marchetti se mostró preocupada por su hija. Dijo que se había marchado de su casa sin su teléfono móvil ni sus objetos personales. Decidieron invitarla a un café, vieron que estaba nerviosa y les transmitió que tenía hambre, aunque no llevaba dinero encima. Cuando le ofrecieron llamar a la policía se mostró alterada y decidió marcharse del bar, como había hecho en el primer establecimiento en el que entró.

Los agentes que se están ocupando del caso pidieron a los gestores de los establecimientos poder ver las cámaras de seguridad de sus locales en busca de alguna pista o detalle que pudiera ayudar a resolver la muerte de Mila, pudieron ver a la mujer en las imágenes y siguen trabajando para cerrarlo.

Los cabos sueltos de la muerte de Mila

Después de estar en los dos bares, fue recogida por una patrulla de la Guardia Civil. Mila estaba caminando por el costado de una autovía y después de hablar con ella decidieron trasladarla en ambulancia hasta el PAC de Carballiño. 

Aquilino González, suegro de Mila Marchetti y dueño del club en el que ella trabajaba junto a su marido, ha atendido a los compañeros de La Región, hablando sobre cómo era la actitud de la mujer durante estas últimas semanas.

González afirmó que últimamente estaba muy alarmista: "Solo hablaba de morir, incluso obligaba a los demás a cerrar las puertas por la guerra, decía que iban a venir a por ella y a por su hija, por ser más morenas que las demás. No estaba bien desde hace meses", dijo.