El cementerio de Figueres es, desde esta semana, escenario de las tareas para localizar y exhumar el cuerpo de Evi Rauter, conocida como "la noia de Portbou". La joven, originaria de Lana (Italia), fue encontrada colgada de un pino en Portbou el 4 de septiembre de 1990. A pesar de los enigmas que rodearon el caso durante más de tres décadas, se confirmó su identidad en 2021 gracias a un estudio antropomórfico realizado por la Guardia Civil y la publicación de diversas informaciones que llegaron a aquel país, lo que permitió enfocar la investigación y poder aclarar quién era. La Fiscalía de Italia reabrió el caso para investigar su muerte.

Lo que aún no está claro es si realmente se colgó ella o alguien lo hizo para matarla. El caso siempre ha estado rodeado de mucho misterio. La Guardia Civil cerró el caso y ahora la familia quiere saber más y esperan que el cuerpo pueda aportar algún detalle relevante, aunque no tienen demasiadas esperanzas. Por el paso del tiempo y también por haber estado en una fosa común. Algunos expertos aseguran que incluso será complicado llegar a identificar cuáles son los restos de esta joven.

Cuando aún era una desconocida, el cuerpo de Rauter fue enterrado el 5 de diciembre de 1990 en el nicho número 134 del cementerio de Figueres. En el año 2001, una década después, los operarios municipales lo trasladaron a la fosa común, siguiendo la normativa local. Esta decisión dificultó durante años la posibilidad de localizar los restos para realizar pruebas de ADN. Tras la petición formal de Cristina Rauter, hermana de la víctima, el Ayuntamiento de Figueres ha liderado las gestiones para recuperar los restos de la joven. El equipo de exhumación, coordinado por el forense Narcís Bardalet, incluye técnicos municipales, miembros de la policía científica de la Guardia Civil y el arqueólogo Ot Ordeig. Las tareas se centran en una zona delimitada de 25 metros cuadrados situada frente a la fila de nichos donde inicialmente había sido enterrada. Debería estar en una bolsa de plástico de color blanco, a un metro de profundidad, aunque por ahora no ha aparecido.

Más de 30 años de misterio

Han pasado 34 años desde el descubrimiento del cuerpo de Rauter y más de dos desde la confirmación oficial de su identidad. Aunque la familia había solicitado la exhumación en el juzgado de instrucción número 1, este se desentendió del caso alegando que no tenía competencia para actuar en un recinto municipal. Así, el Ayuntamiento ha asumido las tareas para garantizar que los familiares puedan recuperar los restos y despedirse de la víctima después de décadas de incertidumbre. La exhumación también permitirá realizar pruebas de ADN para corroborar científicamente la identidad, aunque ya ha sido certificada como Evi Rauter mediante las comparativas de imágenes realizadas por la Guardia Civil.