Durante los últimos meses de las restricciones por coronavirus los Mossos d'Esquadra recibían, cada fin de semana, una denuncia de una casa rural destrozada. Como un goteo constante, durante los meses de primavera y verano de 2021, propietarios de este tipo de establecimientos de todo Catalunya se presentaban en las comisarías de la policía catalana para denunciar que una persona, algunas veces utilizando identidades que se han podido comprobar que eran falsas, les habían alquilado las masías, no habían pagado el alquiler y se los habían destrozado, con lo que todo parecía indicar una fiesta con decenas de personas. Se encontró casos en las comarcas del Maresme, la Noguera, el Garraf, el Pla de l'Estany, el Alt Camp, el Baix Empordà, el Gironès, el Bages, Osona, la Selva y el Tarragonès.

 

En total, según los Mossos, 25 casas rurales destrozadas por fiestas con 300 y 400 personas. Ahora, después de meses de investigación, la Unidad Central de Estafas y Medios de Pago de la División de Investigación Criminal (DIGO) ha podido identificar y detener a tres personas, a quienes acusan de ser los organizadores de estas fiestas y de las estafas contra los propietarios de las casas rurales. En total, según la policía, los tres detenidos, los tres jóvenes, han podido estafar un total de 200.000 euros.

Los organizadores de las bacanales simulaban haber pagado el alquiler

Los tres detenidos, presuntamente, contactaban con los responsables de las viviendas de turismo rural o con las empresas de servicios, ocultando su identidad bajo unos datos falsos. En algunos casos utilizaban copias de documentación de otras personas o utilizaban a una tercera persona como intermediaria, que tampoco sabía que los inquilinos querían celebrar una gran bacanal en la casa. Una vez iniciaban el contacto, su intención era abonar el importe del alquiler o compra mediante una transferencia bancaria que resultaba ser simulada y falsifica. Aprovechaban el tiempo que te da la entidad bancaria por anular el pago, y solamente enviaban por WhatsApp un justificante de transferencia bancaria con datos falsos haciendo creer al destinatario que por la proximidad al fin de semana, el pago no se haría efectivo hasta al cabo de unos días -cuándo la fiesta ya se había celebrado. Los propietarios de las casas rurales, que en aquel momento, después de la pandemia, necesitaban alquilar los equipamientos, confiaban en los clientes, y esperaban el pago, pero lo que se encontraban era la casa completamente patas arriba.

 

Las casas se alquilaban por 10 o 15 personas, pero la cantidad final de personas que accedían a las fiestas se estimaba entre 300 y 400. Los investigados no daban la ubicación de la fiesta hasta bien entrada la noche para reducir los riesgos de una eventual actuación policial. Las fiestas estaban muy bien organizadas, tal como se puede ver en las imágenes que han recuperado a los investigadores de los Mossos d'Esquadra. Los organizadores se encargaban del alquiler de los espacios, de la convocatoria de los asistentes a través de redes sociales, de la contratación de los caterings, de la seguridad y control de acceso en la finca, equipos de sonido y luz y de contratar camareros. De todo, menos de arreglar la casa después de las fiestas.

Según los Mossos d'Esquadra, los tres detenidos pasaron a disposición judicial el pasado 8 de abril, acusados de estas 25 fiestas organizadas con el mismo modus operandi. Sin embargo, los tres quedaron en libertad con cargos, a la espera de que llegue el juicio.