La noche del sábado al domingo de la semana pasada la Guardia Urbana de Reus, con agentes de su unidad de intervención, la UEIR, desmantelaron una fiesta de más de 50 personas en una masía cerca de la riera de l'Abeurada, entre Castellvell y la capital del Baix Camp, junto al barranco del Picarany. Cuando la policía de la ciudad pudo acceder a la fiesta muchos de los asistentes se marcharon corriendo.
En total se denunciaron unas 30 personas. La fiesta ilegal se había organizado de manera casi profesional. Los asistentes tenían que pagar entre 10 y 15 euros para entrar y había bebidas y música.
Fiesta ilegal sin medidas de seguridad
Todo, según la Guardia Urbana, sin medidas de seguridad, distancia ni mascarillas. Algunos de los invitados a la fiesta se marcharon deprisa y no pudieron ser pillados por la policía de Reus. Algunos, sin embargo, dejaron el coche en la masía. Cuando volvieron a buscarlo, fueron también denunciados.
La fiesta estaba bien pensada, aseguran fuentes de la policía de la ciudad. Estaba organizada en un punto de complicado acceso para la policía -que no pasan durante su ronda de patrullaje- y también lejos de vecinos. ¿Por lo tanto, cómo fue detectada? Una de las invitadas a la fiesta finalmente no quiso ir y llamó a la policía.
Una de las invitadas avisó a la policía
La chica tenía que asistir y a último momento pensó que no era seguro -además de ir en contra la normativa vigente- y comunicó la fiesta a las autoridades. La Guardia Urbana hizo gestiones con los propietarios de la masía, que se acostumbra a alquilar por fiestas o por turismo, y supieron que dos personas lo habían alquilado para el fin de semana.
Con agentes de paisano se acercaron y confirmaron que había más de dos personas. Fue entonces cuando se activó la unidad de intervención y se accedió en el recinto de la fiesta. Además de los que escaparon saltando campo a través, algunos se intentaron esconder por la masía, pero acabaron pillados por los agentes. La fiesta se detuvo sin incidentes con la policía.