Catalunya, hoy, es un poco más segura. Es una gota de agua en el mar, pero toda piedra hace pared. La Policía Nacional española ha trasladado esta semana hasta el aeropuerto de Barcelona a trece personas, todas de nacionalidad dominicana y colombiana, con el fin de ser trasladados hasta Madrid y ser expulsados del Estado y devueltos a su país. Se trata de personas con varios delitos, multirreincidentes, y algunos de ellos muy peligrosos, que ya estaban en la prisión aquí en nuestra casa y que ahora tendrán que cumplir la condena a su país, a las prisiones de Colombia y de la República Dominicana.
Los expulsados son personas con delitos cruces y varios antecedentes policiales que actuaban, sobre todo, a la zona del centro de Barcelona y también a Cornellà de Llobregat, en el área metropolitana. Con el fin de poder expulsarlos -hay que tienen condenas por delitos graves, como uno que intentó matar su pareja clavándole un cuchillo en el cuello- se tienen que hacer gestiones administrativas con los diferentes juzgados, que tienen que aceptar que sean extraditados y que cumplan la condena allí, y también con los consulados en Barcelona de los países que tienen que recibir a los delincuentes.
Avión y hacia Colombia y la República Dominicana
Si bien la mayoría son personas que tendrán que acabar las condenas por agresiones sexuales, homicidios, tenencia ilícita de armas, tráfico de drogas, lesiones y maltratos allí, algunos de los expulsados también lo son por infracción de la ley de extranjería y ordenado por la delegación del Gobierno a Catalunya.
Con la autorización de la expulsión, la Policía Nacional esta semana ha escoltado a los delincuentes desde las prisiones donde estaban hasta el aeropuerto del Prat y han sido trasladados, en avión, hasta Madrid, donde se prevé que, junto con otros expulsados, sean trasladados hasta Colombia y la República Dominicana los próximos días. Es habitual que la Policía Nacional, competente en temas de extranjería, haga este tipo de traslados para expulsar de España a criminales extranjeros. En este caso, muchos de los expulsados son hombres relacionados con delitos graves y multirreincidentes, personas que han hecho de la delincuencia su modus vivendi a la tierra que los acogió.