Los Mossos d'Esquadra siguen investigando un intento de robo que tuvo lugar el sábado pasado en Barcelona. Durante la madrugada, un grupo de hombres intentó robar el estanco-librería Paloma, un negocio situado en el número 59 de la calle del Clot, en el distrito de Sant Martí de la capital catalana. El método escogido no destacaba por su sutileza, ni tampoco, como se vieron después los casi ladrones, por su eficacia. Estamparon un coche contra la persiana, y a pesar de provocar grandes daños en el comercio, se quedaron con un palmo de narices y tuvieron que huir con la cola entre las piernas dejando atrás el vehículo.

 

Los hechos tuvieron lugar hacia las cinco de la madrugada, cuando los delincuentes aparecieron con un coche por la calle del Clot y lo utilizaron para intentar colarse en el estanco. Haciendo marcha atrás, empezaron a dar golpes contra la persiana bajada que protegía el local cerrado, y después de estropearla, siguieron con la misma técnica para cargarse la reja de atrás. Después de un rato, los delincuentes, que iban con la cara tapada, se dieron cuenta de que no conseguirían nada, ya que las rejas no cedían ante las embestidas, y, con la cola entre piernas, no tuvieron más remedio que abandonar el lugar de los hechos antes no llegara la policía, y dejaron el coche en medio de la calle mientras ellos se marchaban a pie. Los Mossos d'Esquadra no han revelado a este medio si el coche era suyo o si lo habían robado, ya que consideran que si esta información se hiciera pública podría complicar la investigación.

Librería estanco Can Paloma después de los hechos
Librería-estanco Can Paloma después de los hechos

Negocio afectado, pero en marcha

Poco después de la huida de los ladrones, llegaron agentes de los Mossos, los cuales contactaron inmediatamente con los propietarios del negocio. Afortunadamente, los delincuentes no pudieron llevarse nada de la tienda, pero eso no les impidió causar graves daños. Después de las numerosas embestidas, el local quedó completamente estropeado, con cristales por tierra y material roto o inutilizable en que ya no se puede vender. Los propietarios compartieron su historia por las redes y aseguraron que, a pesar de la sacudida, continuarían abiertos y haciendo negocio. En lo relativo a la investigación, continua abierta y aún no hay ningún detenido.