La Audiencia de Cantabria ha condenado a 15 años de prisión a Carmen Merino, a la acusada de matar su pareja en Castro Urdiales, decapitarla y entregar su cráneo a una amiga dentro de una caja. La sentencia, contra la que se puede presentar un recurso de apelación, considera que es autora de un delito de homicidio con la agravante de parentesco y le imputa la pena máxima por estos casos. También obliga a la autora del crimen a indemnizar con 18.000 euros al hermano de la víctima y con 20.000 euros en cada a uno de sus hijos.

En el juicio, celebrado el pasado mes de noviembre, con jurado popular se declaró culpable Carmen Merino de poner fin a la vida de su pareja, Jesús María Baranda, en febrero de 2019. Según la resolución, la mujer participó de forma activa en el crimen y lo hizo con la intención de aprovecharse económicamente de sus bienes y dinero, ya que había sido nombrada como la heredera universal en su testamento. Sin embargo, no ha sido condenada por asesinato, por el hecho de que no se ha podido probar que le diera una alta dosis de diazepam para poner fin a su vida y que no se pudiera defender.

La sentencia considera que los motivos del crimen de Castro Urdiales eran económicos

La sentencia apunta que la suma de las pruebas indiciarias y el hallazgo de la cabeza de la víctima llevan al jurado a considerar acreditado que mató su pareja y se deshizo del cadáver, excepto de la cabeza. El cráneo lo entregó a una amiga dentro de una caja diciéndole que eran juguetes sexuales, sabiendo que al denunciar la desaparición del hombre registrarían su domicilio. Los motivos por los cuales conservó esta parte del cuerpo se desconocen, pero desde el jurado creen que la intención era dejarlo en un lugar donde se pudiera encontrar fácilmente al cabo de unos años para poder confirmar la defunción y cobrar la herencia, ya que por desaparición se hubiera tenido que esperar diez años.

El escrito señala que la defensa hizo énfasis en el hecho de que no se sabían las causas de la muerte, pero el magistrado considera que si fuera una muerte natural o accidental, la mujer no lo hubiera decapitado y hecho desaparecer el cadáver. Además, dice que la acusada no quiso desacreditar los indicios que había sobre su culpabilidad y se limitó a contestar las preguntas de su defensa. Entre estos indicios está el hallazgo del cráneo, las retiradas de dinero que hizo con la tarjeta de crédito del hombre después de su desaparición, las búsquedas en internet sobre cómo decapitar a un cuerpo o cómo deshacerse de un cadáver, la limpieza a fondo del domicilio o el hecho de que los mensajes que Jesús Mari enviaba supuestamente desde Portugal se hacían desde Castro Urdiales.

La autora del crimen de Castro Urdiales, condenada a la máxima pena posible

Por todo eso, el presidente del jurado considera probado que Carmen cometió un homicidio con la agravante de parentesco y la condena a 15 años de prisión, el tiempo máximo establecido a la ley por estos casos. "Le tenemos que imponer la pena máxima, porque no podemos dejar de considerar que decapitó a la víctima y ocultó el resto del cadáver, acciones para hacer desaparecer las pruebas que van más allá de un autoencubrimiento impune," añade la sentencia, que acaba diciendo que "de la condenada depende que el resto del cuerpo aparezca algún día".