WhatsApp, la aplicación de mensajes más utilizada en nuestro país, sigue ganando terreno y constituye ya una herramienta de comunicación imprescindible. Aunque en los últimos tiempos se han descubierto multitud de trucos para usarlo de forma más eficiente o conseguir funciones fuera de lo común, algunas cosas de las que hacemos cuando mandamos mensajes pueden ser ilegales hasta el punto de llevarnos hasta el juez, como hacer capturas de pantalla.

Hacer capturas de pantalla en WhatsApp y pasarlas

Evidentemente, hay muchas circunstancias diferentes en las que podemos hacer una captura de pantalla. Desde inmortalizar una conversación con alguien que nos gusta para enviarlo a nuestro grupo de amigas o amigos y pedir consejo o simplemente mostrar la emoción, hasta registrar mensajes de acoso o bullying que luego podamos adjuntar a una correspondiente denuncia como prueba. Sin embargo, en la otra cara de la moneda, está la ilegalidad de hacer un pantallazo y enviarlo.

Compartir capturas de pantalla puede suponer un delito / Europa Press

Aunque no se haga con mala intención, hay que ser prudente a la hora de difundir lo que capturamos, ya que si la persona con la que estamos hablando se puede identificar en la conversación, de forma directa o indirecta, estaremos cometiendo una infracción a la protección de datos. Ya sea porque en la foto se ve su imagen de perfil, su nombre de contacto o su número de teléfono, la persona a la que hemos "capturado" podría pedir una indemnización por daños y perjuicios porque se trata de una vulneración del derecho a la intimidad.

Te puede llevar ante el juez: derecho a la intimidad y revelación de secretos

Además, depende totalmente del contexto de la propia conversación. Si hubiese contenido íntimo o personal de la persona, no hay que difundir la captura, y mucho menos en caso de contenido explícito o sexual, que puede ser constitutivo de delito de revelación de secretos, que, al igual que vulnerar la intimidad, nos podrá llevar ante el juez, sin tener en cuenta, por otro lado, de lo inmoral que es compartir contenido de este tipo sin el consentimiento de la víctima.

Compartir imágenes íntimas sin consentimiento supone un grave delito / Wikimedia

Esto es extensivo a la protección de otras cosas, como los datos, fotografías, vídeos o audios privados de terceras personas sin el consentimiento. Es obvio que si es una conversación sin peligro para la víctima, no es cuestión de preocuparse, pero utilizar herramientas tecnológicas para exponer públicamente a otra persona con sus imágenes enviadas de forma privada es, aparte de poco ético, inmoral e inútil, ilegal. Por lo tanto, es mejor pensarlo dos veces antes de difundir según qué contenido.

De hecho, si la víctima se ve implicada en una situación complicada por la difusión de su intimidad, podría denunciar por lesionar su propia imagen y violar su derecho al honor. En situaciones parecidas, es también revisable y, en ocasiones, ilegal, ya que supone también una violación de su privacidad.