Los pasajeros de Renfe ya no se sorprenden ante las interminables incidencias del servicio de Rodalies. No es lo mismo, sin embargo, que el retraso sea de 30 minutos que se alargue durante unas cuantas horas. Y eso es precisamente lo que ha pasado este viernes, cuando los pasajeros que viajaban por la línea R3 han tardado 6 horas en llegar a su destino, Puigcerdà.

Desde la cuenta de Twitter de Rodalies Catalunya informaron de una incidencia en las instalaciones entre Manlleu y Ripoll. Se trataba de una avería en el sistema eléctrico que, según informaba la misma compañía, afectaba al recorrido de los trenes provocando retrasos que podrían superar la media hora. En el caso del R3 el retraso fue muy superior: había salido de Plaça Catalunya a las 16:30h y llegó a Puigcerdà en torno a las 22:30h, realizando el trayecto en el doble de tiempo de lo que es habitual.

200 personas amotinadas

Renfe había habilitado un servicio de autobuses para realizar el trayecto por carretera hasta Ripoll de manera alternativa. Allí los pasajeros pudieron subir a otro tren, y pensaban que podrían hacer el resto del viaje sin más incidencias. La consternación fue enorme cuando, en Ribes de Freser, el conductor paró el tren y comunicó a las casi 200 personas que el trayecto finalizaba porque había acabado su jornada laboral.

Kim Vidal, uno de los afectados, ha explicado al canal 3/24 cómo protestaron todos los pasajeros. "Hemos conseguido que abrieran las puertas porque hacía mucho frío, hemos entrado dentro del tren y le hemos dicho que tenía que seguir. El tren ha continuado porque nos hemos amotinado", ha asegurado.

A pesar de las imágenes que circulan a las redes sobre lo sucedido, desde Renfe defienden que sólo tienen constancia del aviso del conductor de que continuaba el trayecto y que el tren había llegado finalmente a su destino.