El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado la condena a dos años y once meses de cárcel impuesta a un joven por maltratar de forma habitual a su novia, a quien causó lesiones en una paliza que la obligaron a "estar días sin ir a su casa familiar para que sus padres no viesen" cómo tenía la cara. El agresor llegó a poner una catana en el cuello de la vícitma. 

Condenado por un maltrato reiterado

El Alto Tribunal andaluza resuelve no admitir a trámite el recurso de casación interpuesto por la defensa y confirma en todos sus pronunciamientos la sentencia de la Audiencia Provincial de Almería, que le consideró autor de un delito de malos tratos habituales, otro delito de maltrato concreto en el ámbito de la violencia contra la mujer y un tercero de amenazas, relata Europa Press. 

La sentencia indica que el joven, desde que comenzó la relación en 2015, controló a la joven tanto en el horario como "en con quién se relacionaba" y, en ocasiones, la golpeó y le dijo frases como que "si le denunciaba iba a dejarla muerta en vida, en una silla de ruedas, para que sintiese miedo".

Tribunal Supremo / Europa Press

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Además relata que, unos meses después de iniciarse la relación, cuando ambos "volvían de la Feria de Almería" y en las inmediaciones del domicilio de él, se "inició una discusión que terminó con un puñetazo que el procesado propinó en la cara de la joven". A continuación "la tiró al suelo y la arrastró hasta introducirla en su casa, la llevó al dormitorio y continuó golpeándola en el rostro y en todo el cuerpo, dándole patadas y puñetazos mientras la desnudaba". La paliza cesó cuando llegó su compañero de piso.

La sentencia señala que la víctima "permaneció unos días sin ir a su casa familiar para que lo le viesen la cara golpeada" aunque el padre declaró en juicio que cuando llegó "tenía la cara aún totalmente hinchada".

Fin de la relación

La relación cesó después cuando el agresor cogió a la joven "fuertemente del cuello y la dejó caer, quedándose ella en el suelo conmocionada". Cuando despertó de la conmoción, le puso además "una catana en el cuello a la vez que le decía que un día de estos la iba a matar".

Al margen de la pena privativa de libertad, el condenado no podrá acercarse a su ex novia a menos de 500 metros ni comunicarse con ella por ningún medio durante nueve años e indemnizarla con 6.000 euros.