El escritor Camilo De Ory vuelve a sentarse en el banquillo de los acusados por los tuits que escribió en 2019 durante el rescate del pequeño Julen, el niño que murió en un pozo de prospección en Totalán, Málaga. El mediático caso, que tuvo en vilo a la familia y a la sociedad durante casi dos semanas, acabó con la extracción del cuerpo sin vida del niño. La tragedia fue el foco de chistes del acusado, que bromeó con la muerte de Julen, por lo que ahora vuelve a estar acusado de un delito contra la integridad moral.

Los chistes sobre Julen vuelven ante el juez

De Ory inició las bromas sobre el niño el 20 de enero de 2019, días después de que empezase el rescate, que contó con más de 300 efectivos de diversos cuerpos de seguridad, siendo la operación más importante de la historia del país. "Cómo has podido caer tan bajo, Julen" o "soluciones habitacionales Julen" escribía en su cuenta de Twitter una semana antes de que el pequeño fuese sacado sin vida del pozo. De hecho, el último día de la operación, cuando el cadáver fue extraído, tuiteó: "hoy se guardará un minuto de silencio por Julen en todos los campos de golf".

El escritor Camilo De Ory / Archivo

Ante esto, un juzgado de Madrid lo acusó de un presunto delito contra la integridad moral por el que la Fiscalía pedía una condena de 18 meses de cárcel con la prohibición para usar redes sociales durante todo el tiempo de la condena. Por su parte, la familia de la víctima pedía más, 20 meses de prisión, entendiendo que se trataba de un delito contra la dignidad de las personas. Sin embargo, la Audiencia de Madrid aceptó la petición de De Ory y archivó la causa.

Camilo De Ory, acusado por un delito contra la integridad moral

La decisión vino al considerar que los tuits no eran constitutivos de delito, sino "mensajes de mal gusto y sin valor literario ni humorístico". Los definían como "sumamente reprobables" y "actos humillantes y vejatorios", pero no los valoraban como suficientemente degradantes para los delitos de los que acusaban al escritor, y aseguraban que hacía falta "algo más". Ahora el Tribunal Supremo ha corregido esta decisión y se suma a la Fiscalía, viéndolo como un delito contra la integridad moral.

La sala de lo penal ha considerado precipitado que se archivase la causa en la Audiencia de Madrid y aprueba que se vuelva a abrir el juicio oral en el juzgado de instrucción. En esta decisión destaca el voto particular del magistrado Javier Hernández, que cree que los hechos no son constitutivos de delito y que el tema corresponde a un problema a resolver por la vía civil. Según sus declaraciones, "los tuits dicen muy poco del sentido de la humanidad y del respeto por el dolor ajeno de su emisor, pero su divulgación por la red social no es, a mi parecer, constitutiva de delito. Creo que el daño moral provocado puede resarcirse y repararse, en términos constitucionalmente proporcionales, mediante el ejercicio de acciones civiles".