Sheila Barrero era una chica que fue asesinada hace 18 años en Villablino (Asturias). Los policías están convencidos de que fue asesinada por su expareja, Borja Vidal. No obstante, el eterno sospechoso está en libertad sin cargos, ya que lo absolvieron por falta de pruebas concluyentes. Los hechos se remontan al fin de semana del 24 al 25 de enero del 2004 cuando Sheila, una estudiante de Turismo de 22 años, fue asesinada de un tiro en el interior de su coche. La joven de 22 años combinaba sus estudios universitarios con el trabajo y trabajaba como camarera en un pub de Villablino, un municipio de poco más de 1000 habitantes.

¿Qué hizo Sheila Barrero la noche antes del crimen?

La noche antes del crimen, Sheila fue a cenar con sus amigos y, a medianoche, fue a trabajar al pub. Horas más tarde, sus amigos la fueron a ver en el bar y se quedaron con ella hasta las 7:00, cuando decidieron irse a casa. Así pues, Sheila se dirigió hacia su casa con el coche, pero no llegó.

Sus familiares se empezaron a preocupar y, por este mismo motivo, su hermano decidió irla a buscar en el trabajo. Lo que no imaginaba Elias era que encontraría su coche al lado de la carretera en el puerto de Cerredo, justo a medio camino entre Villablino y Degaña, el municipio donde vivía la joven.

Vio que en el interior del vehículo había el cuerpo sin vida de su hermana e, inmediatamente, alertó a la Guardia Civil. En un principio, pensaban que había muerto por culpa de un accidente, pero enseguida descartaron esta hipótesis, ya que la habían asesinado de un tiro en la nuca.

Después de hacer las primeras inspecciones vieron que Borja Vidal, un chico de 19 años con quien Sheila había tenido una relación sentimental, tenía restos de pólvora que coincidían con las que se encontraron en el coche de la víctima. Además, dijo varias mentiras a los guardias civiles y fue detenido como presunto autor de los hechos.

Borja Vidal, el eterno sospechoso del crimen para la Guardia Civil

No obstante, desde los juzgados no lo consideraron una prueba concluyente y quedó absuelto y se archivó el caso. Así y todo, los policías están convencidos de que él es el culpable de este crimen sin resolver. La hipótesis de los investigadores es que se trata de un crimen machista y que la mató por venganza.

Con la aparición de nuevas pruebas, se reabrió el caso. Estas pruebas demostraban que los restos de pólvora coincidían con los restos encontrados en la mano del sospechoso. Además, también encontraron fibras textiles muy parecido a las de una chaqueta suya. En todo eso se le tiene que sumar la declaración de algunos testimonios, que aseguran que Borja no tenía coartada el día del crimen, aunque él y su familia dicen todo el contrario. Los policías tenían la convicción de que Borja era el asesino.

A pesar de esta hipótesis, desde los juzgados dijeron que las pruebas presentadas no eran concluyentes y volvieron a archivar el caso. Dieciocho años después, el crimen no se ha resuelto y, a pesar de la absolución de Borja, sigue siendo el eterno sospechoso del caso y la familia de la víctima pide que se investigue, una petición que ha sido denegada por la justicia.