Los Mossos d'Esquadra y la Policía Local de Sant Feliu de Guíxols detuvieron a un hombre el pasado 24 de julio por un robo con fuerza. El día siguiente, se lo volvió a detener por dos hurtos y un robo con fuerza. El día 26, parecía que el hombre había aprendido ya la lección, pero solo era una falsa alarma, ya que el 27 y 29 volvió a ser detenido. En resumen, en cinco días se le detuvo hasta cuatro veces por siete delitos diferentes. El hombre, de 24 años, de nacionalidad marroquí y con antecedentes similares, cometía los delitos, era arrestado, pasaba a disposición judicial y después volvía a hacer exactamente lo mismo, sin ningún tipo de represalia.
Los hechos empezaron el día 21, cuando los policías recibieron un aviso de un posible robo en un establecimiento de Sant Feliu de Guíxols. Alguien se había colado durante la madrugada en el local, forzando la puerta de acceso, y una vez dentro robó el dinero de la caja registradora y varios objetos. Los cuerpos investigaron los hechos y pudo identificar el autor del robo con fuerza, que fue detenido —inaugurando la rutina— hacia las tres de la madrugada del día 24, acusado del robo con fuerza y de tres casos más que pasaron tan solo unos minutos antes, por los cuales también se le detuvo.
Pierde un zapato mientras roba
Resulta que el hombre había estado ocupado hasta el momento en que se le pilló in fraganti. Una media hora antes, los agentes recibieron un aviso de un hombre que afirmaba que dos ladrones le habían entrado a robar en casa, y que al sorprenderlos se marcharon corriendo. Con las prisas, uno de ellos perdió uno de los zapatos, tipo zueco, que se quedó a la escena. Diez minutos más tarde, se avisó de que dos hombres habían removido un coche y estaban robando el contenido del interior, y, pocos minutos después, otro vecino de la zona alertó de un robo de herramientas que se había hecho a la zona comunitaria de su bloque. Así pues, pocos minutos antes de las tres, una patrulla localizó a dos hombres que iban cargados con unas cajas y quisieron pararles, pero estos se pusieron a correr.
Los policías pudieron interceptar a uno de los dos, que se había quedado más atrás, y rápidamente descubrieron el porqué: le faltaba un zapato. Iba descalzo de un pie y, en el otro, llevaba un zueco idéntico a lo que se había quedado en casa de una de las víctimas, motivo por el cual los policías lo acusaron de un delito de robo con fuerza en el interior de una vivienda en grado de tentativa. Dentro de la caja que llevaba el detenido, había herramientas y objetos declarados sustraídos del coche, y se le sumaron los dos delitos de hurto. El día 25 pasó a disposición judicial y fue rápidamente puesto en libertad.
Dos días más tarde, hacia la una y media de la madrugada del día 27, la policía recibió un aviso de un robo dentro de un establecimiento, y fueron a comprobarlo. Mientras estaban allí, oyeron los gritos de una persona que había sorprendido a alguien que se había colado en casa suya, y después de una búsqueda rápida, lo encontraron escondido en un armario en la terraza de la vivienda del lado. El hombre, identificado rápidamente por su racha de robos, quedó detenido por un robo con fuerza y de allanamiento de morada, pasó a disposición judicial y, de nuevo, quedó en libertad.
Libre de nuevo
Para sorpresa de nadie, al día siguiente protagonizó otro robo, en este caso, con violencia. El multirreincidente abordó una persona en la calle, la amenazó con una navaja y le quitó la cartera. La policía fue capaz de identificarlo y lo detuvo el día 29 a fin de que pasara a disposición judicial el 30 y, según ha podido saber ElCaso.com, siguiendo la tradición creada durante los últimos días, el juzgado de instrucción en funciones de guardia de Sant Feliu ya lo ha vuelto a dejar en libertad.