La Guardia Civil ha detenido este lunes a un sacerdote y a su pareja sentimental, otro hombre, acusados ambos de un delito contra la salud pública en la modalidad de tráfico de drogas. Y es que el mosén, adscrito a la parroquia de San Sebastián del municipio de Don Benito, en Badajoz, vendia entre los feligreses Viagra y otros afrodisíacos con una gran carga activa utilizando la casa sacerdotal como una especie de narcopiso. En la localidad, de unos 37.000 habitantes, todo el mundo conocía al mosén Alfonso, y todo el mundo sabía que tenía pareja y convivía con ella. Eso no afectó a su popularidad, de la que disfrutaba gracias a ser muy cercano con los feligreses y a su manera particular de impartir la misa. Ahora han descubierto un tercer motivo, mucho menos virtuoso.

La investigación empezó hace unos meses, cuando los agentes del Instituto Armado tuvieron conocimiento que en la casa de este cura había un constante trasiego de gente. Después de un seguimiento exhaustivo tanto del mosén Alfonso como de su pareja sentimental, los investigadores pudieron comprobar que toda esta gente que acudía a la casa sacerdotal a cualquier hora del día y de la noche iba con el objetivo de comprar estas sustancias.

No descartan a más detenidos

Según parece, el sacerdote se había confiado durante los últimos tiempos, seguro de que su posición como cura respetado y querido por la comunidad le proporcionaría inmunidad a sus actividades ilegales. Huelga decir que en eso estaba muy equivocado. De hecho, después de arrestarlo a él y al otro hombre con quien tenía una relación sentimental, y de registrar toda la casa, la policía todavía mantiene el caso en marcha, y no descartan hacer más detenciones. Así y todo, la Guardia Civil está convencida de que los líderes de esta trama eran el mosén y su novio.

Consternación en la diócesis

Por su parte, la diócesis de Plasencia, a la cual pertenecen las parroquias del municipio de Don Benito, ha lamentado la detención de este sacerdote por el "dolor, sufrimiento y escándalo que eso supone", mientras el Obispado de Plasencia se ha puesto a disposición de los investigadores para "colaborar en todo lo que sea necesario".