Los Mossos d'Esquadra detuvieron el pasado 26 de octubre a un joven de 22 años acusado de siete robos con violencia e intimidación cometidos durante los últimos meses en diferentes partes de Barcelona. Sus principales víctimas eran los taxistas de la Ciudad Condal, a los que agredía, atracaba y obligaba a llevarlo de un lugar a otro sin tener que pagar la carrera. Pero no restringió su actividad criminal al interior de los taxis, y también saqueó en tres ocasiones un mismo parking privado, robó móviles y carteras a gente que caminaba por la calle, y entró en dos habitaciones de un hotel de Ciutat Vella.
Esta fructífera actividad criminal la desempeñó entre los meses de agosto y octubre de este año. El primero de los robos de los cuales se tiene constancia ocurrió en un parking del barrio del Baix Guinardó. Aprovechando la momentánea ausencia del vigilante de seguridad, el ahora detenido se coló en la cabina y extrajo 230 euros de la caja de recaudación sin ser visto. Como tuvo suerte, decidió volver en dos ocasiones más, utilizando el mismo modus operandi y embolsándose 160 euros más.
Siempre accedía en este parking privado de madrugada, entre las dos y las seis, e intentaba entrar cuando veía que el vigilante iba al lavabo. En una de estas incursiones, sin embargo, no tuvo suerte, ya que el trabajador de seguridad lo sorprendió y lo asustó al pedir ayuda en el exterior.
Acechaba a los taxistas de Barcelona
Más tarde, se decantó por atracar taxistas. Lo hacía de la siguiente manera. Subía al vehículo, haciéndose pasar por Mosso d'Esquadra fuera de servicio, mostrando al conductor una placa falsa para ganarse su confianza. A la hora de pagar, sin embargo, se negaba a hacerlo, y amenazaba a los taxistas con una navaja para que le dieran la recaudación de aquel día. Aparte del dinero, también se hacía, si podía, con objetos personales de las víctimas, como relojes y teléfonos móviles, y huía a pie. En total, se hizo con casi 2.000 euros en cuatro atracos.
A pesar de ser tan prolífico, no se preocupaba por cubrirse la cara, y todos los denunciantes dieron la misma descripción. Eso ayudó en gran manera a la investigación, y los agentes de los Mossos d'Esquadra pudieron localizarlo y detenerlo el 26 de octubre.
Robos a pie de calle y en habitaciones de hotel
Cuando lo arrestaron, los agentes comprobaron que era la misma persona que tenían en el punto de mira en una investigación paralela por haber entrado en dos habitaciones de un hotel de Ciutat Vella, entre el 20 de septiembre y el 3 de octubre. En estos casos, ofrecía ayuda a los turistas que salían del establecimiento para conseguirles un taxi, actuando de manera muy amistosa con ellos para hacer ver a los recepcionistas que conocía a las víctimas. Cuando se marchaban, se acercaba a los trabajadores y, diciendo que era amigo de los clientes, pedía una copia de las llaves de las habitaciones con la excusa de que se había dejado algo. Con este método consiguió un botín de 1.690 euros.
Para acabar, también pudieron relacionarlo con un robo con violencia que tuvo lugar durante las fiestas de la Mercè, cuando asaltó a un hombre que volvía a casa de madrugada para robarle el móvil. En esta ocasión no tuvo suerte, ya que la víctima se enfrentó con él y, con la ayuda de una tercera persona, consiguieron que huyera después de soltar el teléfono.
El detenido, con 25 antecedentes por delitos similares, se enfrenta a siete delitos de robo con violencia e intimidación, lesiones, usurpación de funciones públicas, hurtos y estafas.