Desde el pasado mes de febrero, un padre y su hijo se escondían a Barcelona. ¿El motivo? Un juzgado de Holanda les había condenado a once y nueve años de prisión, respectivamente, por delitos contra la salud pública en la modalidad de tráfico de drogas, blanqueo de capitales y pertenencia a organización criminal. Y es que el padre, de 52 años, es el capo de una mafia dedicada al tráfico de sustancias, en concreto, cocaína y ketamina; un negocio en el que también estaba involucrado su hijo, de 24 años. Gracias a una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) emitida por las autoridades de los Países Bajos, los Mossos d'Esquadra los pudieron pillar el pasado martes, 15 de abril, en el Eixample de la capital catalana. Los dos pasaron al día siguiente a disposición del Juzgado de Instrucción en funciones de guardia que tramitará su extradición.
Tenían un laboratorio en la ciudad holandesa de Steenbergen
Según los medios holandeses, la operación policial que culminó con la detención, antes de que huyeran, de padre e hijo, se desarrolló desde principios del 2023. Agentes de los respectivos cuerpos policiales de los Países Bajos, Bélgica y Alemania intervinieron en el operativo, haciendo entradas y registros en domicilios de Steenbergen -de donde los nuevamente arrestados son vecinos-, Dinteloord y De Heen. En estas localizaciones encontraron un laboratorio de drogas, una gran cantidad de sustancias estupefacientes, dinero y armas. Aparte de estas dos personas, se hicieron seis detenciones más, con todos los implicados condenados a prisión. De momento, hay un sospechoso más que continúa en libertad. La justicia holandesa los requiere por traficar con 570 kilos de cocaína, blanquear más de 5,5 millones de euros e importar al país 2.300 kilos de ketamina para su posterior distribución.