Descontrol en un Ikea de Shanghái. Un caso de positivo en covid ha provocado las carrerillas de decenas de clientes que han intentado huir de la tienda generando, así, una escena de caos. Mientras tanto, el personal de seguridad intentaba cerrarlos dentro. Los clientes han entrado en un estado de pánico después de saber que había entrado un contacto estrecho de un caso positivo, un niño de 6 años, asintomático, que había vuelto a la ciudad después de un viaje al Tíbet, según informa el portal web 3/24. Las escenas de la carrerilla no ha tardado en hacerse virales en las redes sociales.
La estricta normativa china
En las imágenes publicadas se pueden ver a todos los clientes retenidos dentro la tienda, corriendo y empujando para llegar a ascensores o puertas para intentar salir al exterior. Según las restricciones de Shanghái, al haber estado en contacto con un positivo de covid, todos ellos tienen la orden de hacer dos días de cuarentena y controlar su estado de salud cinco días más, un hecho que después de pasar lo que hemos pasado, hace un poco pereza. A causa de la estricta normativa sanitaria que China sigue aplicando ante casos positivos de covid —cuarentenas, confinamientos y pruebas obligatorias—, el Ikea de Shanghái se ha convertido en un caos. Los usuarios querían evitar costara lo que costara estar en contacto con el niño de 6 años y salir de la tienda lo antes posible.
El subdirector de la Comisión de Salud de Shanghái, Zhao Dandan, anunció en rueda de prensa el pasado domingo que "la tienda y la zona afectada estarán cerradas durante dos días" y que las personas que viven cerca de la zona tendrán que someterse a entre dos y cinco días de vigilancia sanitaria hasta que se asegure de que no hay infectados por covid.
Otros brotes de covid en China
Entre abril y mayo de este año, la ciudad de Shanghái se convirtió en la ciudad con el confinamiento más estricto realizado hasta ahora bajo la política "tolerancia cero". Las autoridades anunciaron el cierre de la mayoría de actividades y obligó a los habitantes a permanecer en sus casas, sin poder salir, ni siquiera, a comprar productos esenciales. No es la primera vez que pasa algún incidente así en China. De hecho, a principios de agosto, unos 80.000 turistas tuvieron que ser confinados en la isla tropical de Hainan, un destino situado al sur del país y muy popular. Desde entonces, muchos turistas todavía continúan atrapados, aunque otros ya han podido volver a sus respectivas ciudades. Por otra parte, esta primavera pasada, la capital de Shanghái sufrió un confinamiento de dos meses como respuesta al peor brote en el país después de dos años.
Aunque actualmente se detectan menos de una decena de casos positivos al día —casi todos asintomáticos— y que ya han anunciado que se podrán reabrir las escuelas después de más de cinco meses, todavía están vigentes las rigurosas exigencias sanitarias. Y lo cierto es que nadie quiere volver a vivir el año 2020.