Hacer el tramo de paseo marítimo que une los términos municipales de Cambrils y Salou, en el Camp de Tarragona, es casi imposible si no lo haces dando saltos entre las mantas que decenas de personas utilizan para vender camisetas del Barça, gorras llamativas y zapatillas de marca —todo supuestamente falsificado. Los 500 metros de este paseo en territorio de Cambrils se han convertido, este verano, de nuevo, en un mercadillo al aire libre donde turistas compran las camisetas de moda —este año ha ganado la del jugador del FC Barcelona Lamine Yamal— y otros productos por poco menos de 20 euros.
Desde el momento en que se llena la playa de esta zona conocida de Vilafortuny hasta la medianoche, los manteros aprovechan la gran afluencia de personas, extranjeras y visitantes locales, para intentar vender estos productos que exhiben de manera muy ordenada en el suelo, en mantas de tela, protegidos del sol con paraguas e iluminados, al atardecer, con luces a pilas. Una infraestructura con compatriotas suyos que reparten comida y bebida a los vendedores, que, lejos de parecer improvisada, tiene claramente una organización. Si este mercadillo se visita en varios días, se puede observar que cada jornada los vendedores se colocan en el mismo lugar. Saben perfectamente que las autoridades de Cambrils, la Policía Local y los Mossos d'Esquadra, no harán nada para evitar este mercadillo que día tras día ocupa casi medio kilómetro de paseo marítimo en término municipal de Cambrils hasta llegar a la frontera con Salou; allí el escenario cambia radicalmente.
En Salou, ni rastro de los manteros
Aunque las playas siguen llenas y también hay decenas de metros de paseo marítimo donde los manteros podrían hacer, también, y nunca mejor dicho, su agosto, no hay ni uno. Para saber cuándo cambias de municipio, entre Cambrils y Salou, solo hace falta ver la columna de manteros vendiendo camisetas del de Rocafonda. La inacción del consistorio cambrilense y de la policía catalana en el término municipal de Cambrils se contrapone con la actividad de la policía de Salou, que sí lucha contra el top manta en su territorio. Las explicaciones oficiales brillan por su ausencia, pero los hechos se pueden ver claramente. Hace pocos días, la policía local de Salou y los Mossos realizaron una operación contra el top manta en la zona de Pineda, al otro lado del término municipal, y se pudieron intervenir cientos de productos, que fueron retirados de la circulación.
Los manteros conocen las fronteras entre los dos municipios, las dos capitales de la Costa Daurada, y aprovechan para vivir y trabajar a ambos lados. La problemática con los manteros lleva años durando. El año que viene hará diez años del incidente que terminó con la muerte de un mantero, Mor Sylla, después de precipitarse desde un balcón en el centro de Salou, cuando los Mossos d'Esquadra entraron en su piso en el marco de una operación policial. Aquel caso degeneró en graves incidentes de orden público con la comunidad senegalesa atacando a la policía, que tuvo que desplegar agentes antidisturbios del ARRO y de la BRIMO por todo Salou durante horas, en agosto de 2015.
La guerra contra el top manta
La Policía Nacional realizó, antes del verano, un gran operativo contra la falsificación, deteniendo a varias personas y confiscando toneladas de material que estaba destinado a la costa catalana para ser vendido por los manteros; sin embargo, las mantas siguen llenas. Los Mossos d'Esquadra, por su parte, mantienen abiertas varias investigaciones, al igual que la Guardia Civil, pero aún sin resultados.
Fuentes policiales aceptan en ElCaso.com que la guerra contra el top manta solo se puede ganar con fuerza policial —hace pocos días la Guardia Civil tuvo que replegarse después de intentar realizar un dispositivo en un piso que servía de almacén y necesitaron ayuda de los Mossos para proteger el cuartel de Salou, rodeado por senegaleses— o con investigaciones para cortar la entrada de este material en nuestro país y truncar también su distribución, que se realiza desde almacenes y pisos en zonas cercanas, como en la misma Reus.
Aunque algunos municipios han intentado frenar este tipo de venta ilegal —no solo causa daños a las marcas legítimas, también a los comerciantes de la zona— y también pueden llegar a sancionar a los compradores —en Cambrils hay un cartel que así lo anuncia— no parece que ahora se haya podido recuperar el control de la calle. En la capital de Cataluña, en Barcelona, este verano se han vuelto a ver manteros en la calle. La temporada de verano pasada se notó un descenso, con la activación de planes específicos de la Guardia Urbana de Barcelona, que parece que ahora se han relajado.