Las víctimas de violencias sexuales perpetradas por menores de edad no se centran solo en otros adolescentes, y han llegado hasta el profesorado. Así lo ha denunciado una maestra de música quien, durante el curso escolar 2021-2022, sufrió un acoso constante por parte de diversos alumnos de 3.º de ESO a los cuales impartía clase. Todo empezó a raíz de los comentarios y actitudes agresivas de un chico en concreto, a quien sus amigos no dudaron en imitar. La situación escaló hasta un punto insostenible, y lo comunicó a la dirección del instituto donde trabajaba, además de denunciarlo ante los Mossos d'Esquadra.
"Primero me amenazó con un tronco, después me encerró en clase, y ya empezaron los comentarios de carácter sexual", ha explicado en una entrevista a TV3. Hasta que un día la arrinconó en el pasillo y le dijo que la violaría. Eso provocó que acudiera a los Mossos, pero solo consiguió que expulsaran al chico durante 15 días, después de los cuales volvió al aula como si nada. La profesora pidió una solución definitiva, pero desde el instituto le dijeron que el alumno tenía derecho a ser evaluado, y que ella "tenía obligación de hacerlo".
Cada vez más alumnos se sumaban al acoso
Poco a poco, la profesora empezó a recibir comentarios inapropiados por parte de otros alumnos de la misma clase. "Tienes mucha práctica en chuparla" u ofrecimientos de acompañarla a casa a la salida del instituto se convirtieron en diarios. Y no todo quedaba en un acoso verbal. "Me enviaban vídeos de una stripper a ver si era yo", ha asegurado. La policía catalana no pudo ayudarla. Cuando acudió a comisaría a denunciar los hechos, como no había habido ninguna agresión, la respuesta del agente que la atendió fue que no podían hacer nada.
Desde el instituto tampoco la apoyaron. "La jefa de estudios le dijo a una compañera: 'Supongo que ella alguna cosa debió de hacer, porque hemos tenido otras profesoras jóvenes y mucho más guapas y nunca había pasado nada'". Esta culpabilización hizo que estuviera siempre alerta, no descansaba pensando que alguno de los chicos podía seguirla hasta su casa y entrar para violarla, y empezó a ir más tapada de lo habitual para no dar pie a nada.
Finalmente, acabó abandonando aquella escuela, pero ha querido compartir su experiencia para que otras profesoras que hayan pasado o estén pasando por una situación similar se puedan ver reflejadas y se sientan comprendidas y que no están solas.