El trabajo de la policía para atrapar a los narcotraficantes que operan en Catalunya es cada vez más complicado. En la investigación que se ha conocido hoy, contra una trama que mantenía un imperio de la cocaína, con base en Tarragona y exportaciones por todo el Estado, los Mossos d'Esquadra han tenido que superar diversas barreras, sobre todo tecnológicas, que los delincuentes, que ganan dinero a espuertas, se pueden permitir para poder encriptar los mensajes que se envían por móvil.

Móviles autoreiniciados a distancia

Pero no solo eso. Los agentes del grupo antidroga de la Divisió d'Investigació Criminal (DIC) de Tarragona, bajo las órdenes del sargento Raúl Ortega, se han encontrado que los empresarios que controlaban esta organización criminal, que podía llegar a mover 100 kilos de cocaína al mes, tenían contratado a un informático, que aún no ha podido ser detenido, que les ofrecía un servicio de alto valor y que permitía no solo encriptar los mensajes que se intercambiaban, sino también destruir los móviles de los integrantes de la organización que caían en manos de la policía.

Según ha podido saber ElCaso.com, este hacker de los narcos —que cobraba sus servicios con criptomonedas, otro de los problemas de las investigaciones actuales contra el crimen organizado— había diseñado un software que permitía al líder de la organización, desde Salou, hacer “explotar”, en sentido figurado, el móvil de “trabajo” de cualquier miembro de la organización si era detenido por la policía. Cuando el líder tenía conocimiento de que la policía arrestaba a alguno de los miembros, en poco tiempo el móvil quedaba vacío. El informático lo conseguía tanto con Android como con iOS, el sistema operativo que utiliza Apple. Una llamada, dos líneas de código, y el móvil del narco quedaba reiniciado y el trabajo policial, en un callejón sin salida.

Esta técnica todavía lo complica todo mucho más, teniendo en cuenta que es casi imposible, si no es con un troyano —una aplicación maliciosa instalada en el terminal, al estilo del famoso Pegasus israelí—, poder interceptar las conversaciones. Signal y Telegram, las dos aplicaciones que parecen más seguras, pero también WhatsApp, tienen los mensajes encriptados, también a nivel de usuario, y por tanto, o la policía infecta los móviles o los recupera físicamente para revisar las conversaciones, o no puede saber qué dicen. Los narcos, sin embargo, se han puesto las pilas.

Como decíamos, el dinero que generan les permite ir por delante de la policía. O bien con aparatos que detectan los troyanos —hay terminales concretos que les encantan a los narcos— o con estos reinicios remotos si el móvil cae en manos de la policía. Hay unidades especializadas de la policía catalana, como la de informática forense o la de medios técnicos, que colaboran con los investigadores para poder descifrar qué esconden estos aparatos y los narcotraficantes, pero los expertos antidroga de los Mossos no esconden que los delincuentes acostumbran a ir siempre unos pasos por delante.

El hacker de los narcos

En la investigación liderada desde el Camp de Tarragona se han ido realizando algunas detenciones de manera estratégica para poder ir perfilando la organización, y cuando intervenían algún terminal veían cómo, en poco tiempo, todo se esfumaba. Ningún contacto. Ninguna fotografía. Ninguna llamada. Ningún mensaje. Un móvil salido de fábrica, imposible de poder sacar nada más que las huellas dactilares. Los Mossos, según ha podido saber ElCaso.com, saben que el informático que gestiona este servicio que contratan estos narcotraficantes opera desde Barcelona, pero todavía no se le ha podido poner cara y, menos aún, nombre y apellidos. Es uno más de los negocios paralelos que genera la droga y que mueve millones de euros en Catalunya. Esta organización, que ha caído por el error de principiante de un funcionario de la prisión de Mas d'Enric, en Tarragona, movía, según los cálculos de los Mossos, más de 25 millones de euros al año. Los números hablan por sí solos.