Un macrooperativo conjunto de los Mossos d'Esquadra y del servicio de vigilancia aduanera de la Agencia Tributaria ha culminado con la desarticulación de una organización criminal dedicada al tráfico internacional de marihuana arraigada en el Alt Empordà, en Girona. En concreto, se han llevado a cabo quince entradas y registros en los municipios de Figueres, Sant Pere Pescador, Vilacolum, Vilamacolum, L'Escala, Castelló d'Empúries y también Girona, con el consiguiente desmantelamiento de cinco plantaciones "indoor" que ocultaban más de 5.000 plantas, catorce kilos de cogollos ya preparados para la venta y 57.000 euros en efectivo. La policía catalana también ha detenido a catorce personas, nueve hombres y cinco mujeres de etnia gitana, encargados del cultivo y exportación de la droga a Europa.
La operación, bautizada como "caso Iglú", empezó en noviembre de 2022, cuando la División de Investigación Criminal (DIC) de Girona tuvo conocimiento de un narcoasalto en dos naves industriales de Vilamalla. En el interior de estas naves encontraron sendas plantaciones de marihuana con unas instalaciones muy específicas: se trataba de unos sofisticados invernaderos hechos con tiendas de campaña que contenían aislantes térmicos y lumínicos que ayudaban a disimular el olor y los excesos de temperatura y luz que pudieran alertar a los vecinos de la existencia de las plantaciones.
Gracias a esta primera intervención, los Mossos pusieron en marcha una investigación que tenía como objetivo desarticular la facción financiera de la banda para evitar que volvieran a poner en marcha los cultivos después de cada operación policial. En este sentido, el mes de agosto del 2022 también pudieron neutralizar otras dos plantaciones en Empuriabrava. Finalmente, después de casi un año de trabajo, la policía catalana pudo asestar una duro golpe a este clan que controlaba la producción y tráfico de marihuana del norte de Catalunya.
Trabajaban como feriantes y se hacían pasar por grandes propietarios para blanquear el dinero del narcotráfico
Según han podido averiguar los investigadores, los diferentes miembros del clan montaban puestecitos en las ferias de los pueblos del Alt Empordà, una actividad que aprovechaban para el blanqueamiento de dinero a la hora de tener que declarar sus ingresos. Y es que el contrabando de marihuana les salía muy a cuenta, con más de un millón de euros ganados solo con respecto a la venta de los cogollos encontrados en esta última explotación.
Además, para poder alquilar las naves donde cultivaban la droga sin levantar sospechas, invertían buena parte del dinero en casas y apartamentos de lujo, en parte para blanquear, pero, sobre todo, para hacerse pasar por intermediarios a la hora de adquirir los alquileres como grandes propietarios. La documentación que facilitaban estaba siempre falsificada para evitar dar los datos personales de los dirigentes de la organización y dificultar, todavía más, su identificación y detención.
En la parte final de la operación participaron más de 250 agentes entre la DIC, la Brimo, el ARRO, la unidad canina, medios aéreos y efectivos de seguridad ciudadana. De las 5.000 plantas decomisadas, la mitad fueron encontradas en una nave de la calle Vilamaniscle, en un polígono industrial de Figueres.