Los Mossos d'Esquadra no solamente han desmantelado la fábrica de billetes de 500 euros más importante encontrada nunca en toda Europa. También has desmantelado la organización criminal que hacía los billetes mejor hechos que nunca se habían podido detectar. La nota del Banco de España a la falsificación no deja margen a la duda: un 9,7 sobre 10. Los billetes falsos que fabricaba esta banda formada por cuatro veteranos criminales de nacionalidad española costaban incluso de ser detectados por los bancos y no era hasta que llegaban al banco central que saltaban las alarmas. Esta investigación, dirigida por la Unidad Central de Falsificación de Moneda (UCFM) de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos ha permitido detener a los cuatro fabricantes, la persona que financiaba la fábrica y también el hombre que guardaba los billetes en su casa.

Fue un error de este último, un tal Roger, el que permitió a los Mossos tirar del hilo que llevó hasta la fábrica, en La Nuncía. En agosto de 2021, un hombre quedó detenido después de haber pagado una bicicleta con dos billetes de 500 euros falsos. Justo al salir de la comisaría, el arrestado avisó a Roger. El dinero era suyo. Su detención podría haber levantado la liebre. El Roger optó por esconder todo el dinero en una bolsa de deporte, en una zona de bosque junto a su casa, en Cervelló. La mala suerte jugó en su contra. Un hombre encontró la bolsa y cuando fue al banco a ingresarlo, pensando que se había hecho rico de la noche a la mañana, se llevó una buena sorpresa: los billetes eran falsos. Sabiendo que podía acabar en la cárcel si no lo decía, se presentó en la comisaría de los Mossos y entregó los 4,3 millones de euros de billetes falsos.

Una bicicleta y una bolsa de 4,3 millones de euros falsos

Y aquí es cuando los investigadores de la UCFM, liderados por el sargento Sergi Sánchez, empezaron a atar cabos. Los dos billetes que habían confiscado días antes en el pago de la bicicleta y los billetes de la bolsa eran exactamente los mismos, eran la misma partida de falsificaciones. La bolsa fue clave para seguir la investigación. Los Mossos encontraron la pieza que conectaba Roger, propietario de una casa a diez metros de donde se había encontrado la bolsa, con un Dream-Team de falsificadores veteranos y el jefe de una organización de crimen organizado albanokosovar. Y las pistas acabaron en la prisión de Picassent donde pudieron saber que cuatro de las personas fichadas que habían tocado la bolsa habían compartido módulo y amistad en esta prisión del País Valencià.

 

Los Mossos supieron que de estos cuatro, tres tenían antecedentes por falsificación de moneda. El líder era un tal Tomás, un hombre que ya había sido detenido por falsificar billetes de 500 euros de mucha calidad. También un tal José y un tal Alberto, los dos también con antecedentes. Uno de ellos fue detenido hace tiempo por haber falsificado billetes de 50 euros. El cuarto, Gabriel, era un hombre que fue extraditado desde la América Latina cuando después de escapar de una prisión española aprovechando un permiso fue allí a trabajar en un orfanato y lo pillaron abusando de menores. Al tener la nacionalidad española y ser buscado por las autoridades de aquí, lo devolvieron, e ingresó en Picassent, donde se conchabó con los otros tres falsificadores.

Todo pensado en la prisión de Picassent: tres falsificadores y un pedófilo

Las cosas ya empezaban a cuadrar, pero todavía faltaban piezas. En la prisión urdieron el plan y fue cuando salieron que consiguieron, a través de una inversión hecha por el detenido albanokosovar, la financiación para poner en marcha la imprenta. Según las investigaciones de la policía catalana, este grupo criminal invirtió 500.000 euros. El negocio valía la pena. Los expertos en falsificación de billetes ofrecían una calidad impresionante, pero necesitaban mucho dinero para poner en marcha las máquinas y necesitaban financiación.

Aprovechándose de Gabriel, que no estaba bajo la lupa de la policía, consiguieron viajar a China para importar los productos que necesitaban, además de las máquinas, para falsificar los billetes. Según la policía, han podido hacer más de 8 millones de euros de unos billetes casi perfectos. Los expertos de esta unidad especializada de los Mossos hasta que no le cogieron el truco, tenían verdaderos problemas para detectar los billetes falsificados de Tomàs y sus amigos.

Los Mossos creen que la bolsa que se encontró en Cervelló, la que en Roger sacó de su casa para evitar que la encontraran si iba la policía a hacer un registro, era el pago que la banda tenía que hacer a los que habían financiado la operación. Sin embargo, como los billetes, por la falta de productos, por culpa del cierre de fronteras por culpa de la pandemia, no estaban acabados, el líder de la banda albanokosovar encargó al Roger su custodia.

De Ronda a la puerta de la nave, en La Nucía

Antes de poder explotar la investigación faltaba todavía saber dónde tenían la nave con las máquinas. A pesar de los seguimientos con balizas en los vehículos y las escuchas telefónicas, los integrantes de la banda no dieron ninguna pista a la policía. Tomaban grandes medidas de seguridad y también llevaban inhibidores para evitar ser cazados. Los hombres y mujeres del sargento Sánchez no se rindieron. Un día detectaron que uno de los miembros de la banda se había comprado un coche de segunda mano en Ronda, en Málaga, y lo siguieron, durante más de cinco horas, hasta que llegó en una nave de La Nucía, junto a Benidorm. El hombre fue a buscar unas herramientas para arreglar el coche y llevó, sin quererlo, a la policía hasta la nave.

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Imagen de una de las máquinas intervenidas por los Mossos d'Esquadra y La Nucía en la explotación del caso Sentinel / CME

Cuando se tuvo la orden judicial para asaltar la nave, comprobaron que no se habían equivocado. El operativo, que se hizo con colaboración con la Policía Nacional y la Europol, permitió encontrar la maquinaria que la banda utilizaba para falsificar los billetes y también sirvió para detener a los cuatro veteranos —los tres falsificadores y el pedófilo Gabriel—, el hombre que guardaba el dinero en Cervelló, Roger; un de los miembros de la banda que financió la operación —la policía busca a los otros implicados— y también a cuatro "colocadores" de billetes falsos en Málaga. Todos menos estos últimos, ingresaron a prisión el pasado día 24 de septiembre.

Ofertas de Marsella y del Brasil: miedo a morir

De la investigación se ha podido saber que los cuatro, después de haber entregado los billetes a sus socios criminales, habían iniciado negociaciones con dos organizaciones criminales del extranjero para desplazar sus máquinas y empezar de nuevo. Un grupo criminal ubicado en Marsella les ofrecía fabricar billetes de 50 euros bajo su control. Una mafia brasileña les ofrecía instalarse bajo su protección allí y fabricar billetes de dólares y de reales brasileños, pero el miedo a que los mataran después de saber cómo se hacían, les echó atrás.

De momento, tendrán tiempo en la prisión para seguir pensando su próxima jugada. La policía ha podido acreditar, presuntamente, que formaban una organización criminal, y, por lo tanto, como corresponde en delitos de falsificación de moneda donde se acredita este tipo de organización, el caso será derivado del juzgado de Sant Feliu de Llobregat a la Audiencia Nacional.

Aún aparecen billetes de 500 euros de Tomás y sus amigos

Según el Banco de España la organización llegó a poner en circulación 8 millones de euros. Si bien se han podido recuperar bastantes, como la bolsa de Cervelló, todavía quedan miles corriendo por Europa. Tal como ha podido saber ElCaso.cat, esta semana los Mossos d'Esquadra han localizado e intervenido cuatro más, que también son de la factoría Tomás, en Barcelona.