El pasado 24 de enero Barcelona empezaba el día con una noticia turbadora: una vecina del barrio de Sants había encontrado a un bebé de solo dos meses abandonado en medio de la calle, metido dentro de una bolsa de deporte que alguien había dejado al lado de unos contenedores de la calle de Begur. Un mes después, el bebé se encuentra en las manos diestras de Juan y Mari, una pareja de maestros jubilados que ha hecho de la acogida de niños la tarea de su vida.
Mucha experiencia en ser familia de acogida
En una entrevista en RAC1, Juan y Mari han explicado su experiencia como padres de acogida. Ya han tenido nueve niños en casa, y no tienen previsto dejar esta tarea que les resulta tan gratificante. "Queremos seguir siendo familia de acogida hasta que aguanten las fuerzas", aseguran. A sus 70 años, no dudan en ajustar su ritmo de vida a las necesidades de los niños, todos bebés de solo un par de meses.
Al enterarse del hallazgo del bebé, el primer sentimiento que experimentaron fue de indignación, sin llegar a comprender cómo alguien puede abandonar a una criatura tan pequeña a la intemperie en un día que hacía tanto frío. Al cabo de un par de días les ofrecieron tener el bebé en acogida, y aceptaron inmediatamente. El niño ha tenido una evolución muy positiva durante estas semanas. "Ha ganado mucho peso y se ha estirado, porque estaba muy pequeño", explica Mari. "También ha cambiado la manera de dormir, ya se deja tocar y ríe", añade.

Solo una etapa del proceso de acogida
A pesar de estar muy bien atendido, con los cuidados y el apoyo emocional indispensables en esta etapa de su vida, el bebé acabará abandonando a Juan y a Mari para marcharse con otra familia, que, preferiblemente, será la definitiva. La pareja tiene claro que, para el bebé, el tiempo que pasa con ellos es solo una etapa en su proceso de acogida. "No sabemos exactamente cuándo se marchará; nos avisan unos 10 o 15 días antes, y hacemos un trabajo muy estrecho con la familia que lo tendrá después".
Saben por experiencia que la separación será dolorosa, pero no se arrepienten de nada. Además, han mantenido el contacto con todos los niños que han pasado por su casa; los ven crecer y, de alguna manera, siguen siendo parte de sus vidas. Juan y Mari siempre han vivido rodeados de niños: tienen cinco hijos y cinco nietos. "Nosotros disfrutamos de la vida así", admiten. Y animan a otras parejas y familias a plantearse acoger a niños que lo puedan necesitar: "Es una tarea muy beneficiosa para ellos, y hace que te sientas vivo, válido e importando", concluyen.