La extraña desaparición de Émile, el niño de 2 años a quien se perdió la pista el pasado 8 de julio, continúa llena de incógnitas casi dos semanas después de haberlo visto por última vez. El niño estaba pasando un par de días en casa de sus abuelos maternos, en una zona de montaña del sureste francés, en el pequeño pueblo de Le Haut-Vernet, en la Alta Provenza, cuando se esfumó sin dejar ni rastro. El amplio dispositivo de búsqueda, en el que participaron fuerzas militares, gendarmes y centenares de voluntarios, se suspendió el pasado domingo, pero el fiscal de Dinha, Rémy Avion, ha asegurado que la investigación continúa abierta, analizando todas las pistas recabadas estas semanas. No descartan ninguna hipótesis, pero los últimos días ha cobrado fuerza la teoría de que el menor haya podido ser atropellado por una segadora.
Esta terrible posibilidad la ha puesto sobre la mesa un agricultor de la zona, en declaraciones al medio británico The Mirror. "A veces, encontramos ciervos. El pequeño ha podido adentrarse en la hierba alta y haber sido golpeado por una máquina agrícola", ha apuntado. Por su parte, el alcalde de la localidad, François Balique, ha lamentado que la búsqueda no ha llevado a nada. "Hemos hecho todo lo que hemos podido para encontrar al niño, vivo o no; no hemos encontrado nada". A estas alturas, la única esperanza de la familia es que alguien haya secuestrado a Émile, ya que, de ser así, seguramente estaría vivo, y también se explicaría por qué ni siquiera los perros de rastreo han podido encontrar ningún indicio del menor por los bosques y campos que rodean Le Haut-Vernet.
Cierran la zona para evitar 'morbosos'
Por otra parte, el alcalde también ha anunciado que han restringido el acceso al pueblo, tanto de vehículos como de personas que quieran acceder a pie, con el fin de evitar la llegada de curiosos atraídos por la morbosidad de los hechos. "La llegada masiva de gente no aporta nada", ha declarado al concejal. Le Haut-Vernet cuenta solo con 25 habitantes, y se encuentra a 1.200 metros de altura, en plenos Alpes franceses. También han alertado desde el ayuntamiento de que en internet han aparecido varias iniciativas que aseguran estar recaudando fondos para la familia de Émile, pero estas páginas serían fraudulentas.
Las últimas personas en ver a Émile fueron unos vecinos del municipio, según los cuales el pequeño estaba a solas en medio de la calle, hacia las cinco y cuarto de la tarde. A pesar de su testimonio, sus abuelos aseguran que Émile desapareció directamente de su jardín, donde el menor acostumbraba a pasar largos ratos jugando. Con todo, la investigación judicial continúa en marcha, centrándose sobre todo en "el análisis de la considerable cantidad de información y datos recopilados". En el momento de su desaparición, Émile, de cabello rubio y ojos marrones, llevaba pantalones blancos y una camiseta amarilla.