Operación de la Guardia Urbana de Barcelona y la Policía Nacional para desmantelar, en el centro de Barcelona, una cocina clandestina que ofrecía kebabs y otros productos de comida para llevar a casa sin ningún tipo de medida higienicosanitaria. Se han detenido dos personas y se ha liberado uno de los cocineros, que estaba retenido y explotado laboralmente. Estaba obligada a trabajar más de 15 horas al día sin cobrar y tenía que vivir dentro de la cocina.

Cocina asquerosa y cocineros explotados

La operación ha detectado una cocina ilegal en el Raval de Barcelona, escondida en un sótano, con unas condiciones deficientes y penosas, tanto higiénicas como sanitarias, faltando este local de luz natural, de ventilación así como un estado precario de instalación eléctrica y lleno de humedades. El responsable de la cocina quedó arrestado por uno delitos de Trata de Seres Humanos con hasta de explotación laboral; se trata de un hombre de nacionalidad pakistaní. Se detuvo también otro responsable de la cocina, imputado por los mismos delitos y también de nacionalidad pakistaní.

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Imagen de la cocina, en el centro de Barcelona / Cedida

Los dos detenidos habían ofrecido a sus compatriotas trabajo en la cocina a cambio de 33 euros al día más comida y alojamiento. Pero la situación era ser mucho más diferente. Las personas que contactaban para este trabajo y que a veces se desplazaban desde Madrid, al llegar a Barcelona eran acompañadas por el detenido hasta la cocina clandestina y entregaban el pasaporte, el móvil y quedaban cerrados con llave sin poder salir.

La comida se repartía a domicilio

En la cocina-sótano se les obligaba a trabajar jornadas de hasta 18 horas, elaborando comida para después repartirla a domicilio o en locales de venta de alimentación. Para elaborarlos tenían una cocina clandestina sin medidas higiénicas de ningún tipo y las víctimas, que se encontraban en situación irregular, eran amenazadas con poner en conocimiento este hecho a la policía y que serían expulsados por este motivo. El ayuntamiento ha facilitado la ayuda a las víctimas, la que lo denunció en un primer momento y la persona que se encontró en el interior de la cocina. Los dos detenidos fueron entregados al juez y quedaron en libertad con cargos.

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Agentes de la Policía Nacional y la Guardia Urbana en la cocina ilegal / Cedida