Tiene 54 años y ya fue condenado por la Audiencia Nacional por terrorismo, pero Allal El Mourabit, ahora detenido en Francia, quedó en libertad con medidas cautelares en el año 2018 —que se saltó— y, supuestamente, mató a tres campesinos en Navarra y también en Lleida, en Vilanova de la Barca, entre finales de 2023 y principios de 2024. Fue el último crimen el que permitió a la policía atar cabos. Cuando asesinó a Ramon, un hombre de 84 años que estaba en el campo podando olivos, su mujer, al ver que no volvía, lo fue a buscar. Ya era demasiado tarde: tenía un fuerte golpe en la cabeza y estaba muerto. En aquel momento, el autor de los hechos —tal como se supo horas más tarde y adelantó ElCaso.com- se había saltado un control policial en Ponts, había entrado en Andorra y había cruzado la frontera hacia Francia con el coche sustraído a la víctima, un Opel Astra. Todos los indicios apuntaban a que el hombre que había matado a Ramon también era el responsable de dos asesinatos cometidos días antes en Navarra, en fincas agrícolas, con víctimas también de edad avanzada. Todo cuadraba, pero nadie sabía todavía quién era aquel asesino en serie.

La investigación se ha alargado durante meses, y este martes ha sido arrestado en Occitania, en el estado francés, un hombre de más de 50 años, de origen marroquí pero con nacionalidad española, por su relación con los tres crímenes. En la detención ha participado también la Guardia Civil, además de la policía francesa, que ha sido quien lo ha identificado. Ahora será trasladado a Madrid y, a través de la Audiencia Nacional, será puesto a disposición de los juzgados de Tudela y Lleida, que han asumido los tres asesinatos.
En libertad desde el 2018
Después de ser detenido en el 2016, acusado de querer cometer un atentado, quedó en libertad en el año 2018 con medidas de vigilancia, que incumplió en septiembre de 2023, pocas semanas antes del primer crimen. Llevaba una pulsera de control telemático que se sacó y abandonó. Desde entonces, no se supo nada más. Incluso personas cercanas a él, en el País Vasco, denunciaron la desaparición.
El primer asesinato fue en noviembre de 2023. En diciembre lo repitió. Y después entró en Catalunya. Fue la tarde de Reyes, el 5 de enero, cuando supuestamente mató a Ramon. Se desplazaba a pie por zonas rurales y dormía a la intemperie o en lugares abandonados. No dudaba en matar a sus víctimas con un arma tipo machete con el objetivo de robarles el vehículo —casualmente, siempre un Opel Astra- para poder desplazarse y huir. En Lleida, antes del crimen de Ramon, la Guàrdia Urbana había localizado el coche que había sustraído en Navarra, que quedó intervenido. El vehículo con el que se marchó de Vilanova de la Barca hasta Francia también fue localizado y examinado por la policía cuando lo abandonó, y fue clave para la investigación. Durante este más de un año, según fuentes policiales, no consta que hubiera vuelto a matar.

Repasar por dónde había estado
La Guardia Civil, la Policía Nacional y los Mossos d'Esquadra, con un equipo conjunto, rastrearon todos los movimientos del hombre cuando todavía no se sabía quién era. Analizaron los vehículos robados y revisaron las cámaras de seguridad de las zonas por donde había pasado, en los tres escenarios donde tenían la certeza de que había estado. Finalmente, obtuvieron una imagen clara de su cara, que les permitió relacionarla con una ficha policial ya conocida: un hombre marroquí detenido por la Guardia Civil por terrorismo en el año 2016. Una vez identificado, había que saber dónde estaba. A principios de marzo, gracias a la colaboración de la policía francesa, se pudo ubicar en una ciudad de Occitania de unos 70.000 habitantes, donde ayer fue arrestado.
Hoy por hoy, sin embargo, no ha trascendido qué lo motivó a cometer los tres crímenes. Según fuentes policiales, no parece que haya una motivación terrorista ni que sea fruto de una radicalización, aunque habrá que analizarlo todo con detalle. Algunas fuentes creen que podría estar relacionado con un trastorno psiquiátrico. Habrá que ver cómo avanza la investigación de las tres causas, que se llevan desde los juzgados de Tudela y Lleida. Lo que sí que tenían claro los investigadores de la UCO de la Guardia Civil es que Allal El Mourabit era muy peligroso. Así constaba en la información internacional emitida por la policía española para alertar a las autoridades francesas y pedir la colaboración ciudadana. En el momento de la detención, hubo que hacer uso de una pistola Taser para reducirlo, ya que se mostró muy hostil con los agentes.