El asesinato de Betty Arteaga, la mujer de 52 años de nacionalidad colombiana que apareció muerta en un piso de Creixell (Tarragona), se gestó días antes de ser descubierto. Su verdugo, su pareja, Manuel Ruiz, de 56 años y de nacionalidad española, la asesinó de dos tiros y la tuvo muerta en una habitación hasta que este lunes agentes de la Policía Local de Creixell y los Bomberos entraron por la ventana de uno de los balcones del segundo segunda que dan en la calle Adrià.

Desaparecida desde el jueves

Desde el jueves pasado que la mujer no había ido a trabajar en una tienda de Torredembarra (Tarragona). No había avisado a nadie. Tampoco su familia sabía nada de nada. Iban pasando las horas y amigas de ella y familiares de la mujer empezaron a mover hilos para poder localizarla. A pesar de las diversas llamadas, las gestiones fueron inútiles. Finalmente lunes por la noche, después de poder hablar con la madre de Manuel, la policía decidió entrar en el piso y se encontró la macabra escena.

En el interior se encontraron, en dos habitaciones diferenciadas, los cuerpos de la mujer y del hombre. Ella tenía dos tiros y estaba tapada con una sábana blanca. Él tenía un solo tiro y un arma a su lado. El primer incidente que abrieron los Mossos d'Esquadra y que enviaron a la sala de coordinación ya daban por hecho que se trataba de un crimen de violencia machista.

Crimen Machista - Creixell ACN

Imagen del bloque de pisos donde fue asesinada la Betty, a manos de su pareja, Manuel / ACN

Las portadas tapadas para evitar el olor del cadáver

Aunque el hombre no tenía antecedentes por estos delitos ni existían denuncias previas entre la pareja, la distribución de los cadáveres y también las informaciones que habían recogido los agentes las horas antes no dejaron mucho espacio a la duda. Uno de los hechos que confirmaron que se trataba de un crimen fue como estaba la habitación donde fue encontrada la mujer.

Según fuentes de la investigación, Manuel Ruiz tapó las puertas de la habitación donde estaba el cadáver de la mujer con precinto para evitar que el olor pudiera alertar a los vecinos y también para él poder seguir haciendo vida en el piso.

Las pruebas forenses lo tendrán que confirmar, pero todo parece indicar que entre el jueves y viernes mató a la mujer. El cadáver estuvo como mínimo cuatro días en la habitación. A pesar de los plásticos que puso en la puerta, el hombre también encendió incienso para disimular el olor que cada vez era más fuerte. La policía encontró otras velas y productos de incienso para evitar la peste.

El hombre se mató el lunes por la tarde

La última vez que se tienen noticias del hombre fue este mismo lunes, pocas horas antes de la entrada de la policía en el piso de la calle Adrià. Es por eso que los investigadores del Área de Investigación Criminal (AIC) del Camp de Tarragona creen que el hombre se mató a él mismo este lunes por la noche, antes de las nueve y media, cuando entraron los Bomberos y la Policía Local en el piso.

Las especulaciones sobre las cuales llevó a Manuel a ejecutar de un tiro en la cabeza a su pareja tienen, ahora, poco sentido. Un crimen como este, de esta lacra que es la violencia machista, no tiene explicaciones ni móviles que la hagan comprensible. El alcalde de Creixell, Jordi Llopart, explicó que habían recibido llamadas de familiares de la mujer explicando que tenía un amante, y que este podría saber alguna cosa de Betty, y también de un enfrentamiento de unos clientes de Manuel, que se dedicaba a la construcción, por una posible estafa.

El camino más cobarde

Presionado por la deuda de más de 40.000 euros que le reclamaban o por haber descubierto una relación sentimental con una tercera persona optó por el camino más doloroso para la mujer y el más cobarde para él. Se mató con la misma arma que había matado su pareja.