La Audiencia de Palma de Mallorca ha condenado a un año de prisión a una mujer que arruinó a su propia madre aprovechándose de la enfermedad que padecía, Alzheimer, según informa El Periódico. De momento, la condenada no ingresará a prisión con la condición de ir devolviendo el dinero que robó. Concretamente, el tiempo del que dispone para devolver los 17.000 euros que pertenecen a su madre enferma es de cuatro años. Cada mes tendrá que pagar la cantidad de 354 euros, hasta completar la deuda acumulada, tras reconocer ella misma la culpabilidad del delito. El tribunal le declara culpable de un delito de administración desleal, ya que ella había sido designada como administradora de la economía de su madre, que no podía administrarla ella sola.
El dinero estaba destinado a los cuidados de la anciana
Según se expone en la sentencia, la acusada controlaba las dos cuentas bancarias que estaban a nombre de su madre, de más de 80 años. El dinero que recibía la anciana era procedente de su pensión y estaba destinado a atender los gastos derivados de su cuidado. Al padecer una enfermedad mental como es la pérdida de memoria, la hija de la mujer tenía pleno derecho para acceder a estos fondos económicos. Durante al menos tres años —de 2017 a 2020— la hija se dedicó a cuidar de su madre y de la gestión del dinero. Al ser la mujer la única persona autorizada para acceder a las cuentas bancarias de su madre, empezó a utilizar las tarjetas para comprarse cosas. Así, la sentencia especifica que la acusada contrató servicios para su uso personal, como facturas de un veterinario, pagos en la gasolinera, compra de joyas y perfumes caros, como ejemplos más significativos. Estos gastos no los cargó en su cuenta personal, sino que hizo que se abonaran con los ahorros de su madre enferma.
Los gastos más significativos
La sentencia recoge algunas de las operaciones que la mujer realizó con la tarjeta de su madre. Así, en el primer año que fue designada como cuidadora fue retirando más de 3.500 euros en metálico. Esta cantidad superaba con creces el dinero necesario para atender las necesidades, que ascendían a unos 300 euros al mes para cubrir los gastos ordinarios. Al año siguiente fue repitiendo las operaciones fraudulentas, apoderándose así del dinero en metálico en varias fases, consiguiendo hasta 5.500 euros. Con posterioridad fue sacando más cantidades económicas para financiarse el tabaco, las pastillas para dejar de fumar —gastándose más de 500 euros—, perfumes de marcas y un reloj de alta gama. Otros de los gastos que financió a través del dinero de su madre fue llenarse el depósito de gasolina. Finalmente, la hija fue descubierta y denunciada ante la Policía Nacional.
Incapacidad para controlar su dinero
La sentencia hace especial mención a que la víctima, que quedó prácticamente arruinada por culpa de su hija, venía padeciendo desde hacía tiempo un deterioro cognitivo. De hecho, su enfermedad fue empeorando, hasta que se le diagnosticó que sufría Alzheimer. Debido a esta enfermedad, la anciana era incapaz de administrar y controlar su dinero. El juez, ante esta situación, nombró a su hija como tutora. Lo que no sabía era que se aprovecharía de la pobre mujer y le robaría la cantidad de 17.000 euros. La acusada ni siquiera tuvo que declarar en el juicio para explicar lo que había hecho. Previamente, alcanzó un acuerdo con la fiscalía, comprometiéndose a declararse culpable a cambio de no ingresar en prisión.