Un turista británico, de 23 años, murió la pasada madrugada en Sitges (Garraf) después de precipitarse al mar desde un cañón, según informa La Vanguardia. Al parecer, el joven subió a la réplica de cañón situado en el Baluard, una de las zonas más turísticas de este municipio.
El cañón se sitúa junto a la famosa iglesia de Sitges, la parroquia de Sant Bartomeu i Santa Tecla. El joven británico saltó desde el cañón, cayó brutalmente en las rocas costeras y de ahí acabó en el mar. La policía local recibió el aviso a las 3.12 horas. El fallecido iba acompañado de dos personas más en el momento del accidente, informa La Vanguardia.
Muerte accidental
Después de recibir el aviso intervinieron efectivos de los Mossos d'Esquadra, la policía local, el Servicio de Emergencias Médicas y los Bombers. También se activó un helicóptero medicalizado que no llegó a intervenir, ya que se intentó reanimar sin éxito al turista británico, que acabó muriendo. Los Mossos d'Esquadra han abierto una investigación, aunque desde el cuerpo se ha informado a La Vanguardia que "todo parece indicar que se trata de una muerte accidental".
Una zona muy turística
La plaza del Baluard y su muralla es una de las zonas más turísticas de Sitges, ya que es la puerta de entrada para visitar el núcleo antiguo de Sitges. Allí se encuentra el cañón, conocido popularmente como La Punta. El cañón original estuvo en el lugar donde ahora hay una réplica durante más de 200 años.
El cañón ha sido objeto de diversas restauraciones a causa del efecto corrosivo del mar. Se trata de la única de las seis piezas que quedan de la batería costera del Baluard, que defendía Sitges a finales del siglo XVIII. Por lo que es un punto muy importante en la historia de Sitges.
El 27 de abril de 1797 la antigua batería de cañones mantuvo un largo combate con dos fragatas inglesas que querían capturar embarcaciones mercantes ancladas en el litoral de Sitges. Tras cuatro horas de cañonazos, las naves inglesas tuvieron que retirarse, derrotadas, sin conseguir su objetivo.
Selfie mortal en Sant Feliu de Guíxols
No es la primera vez que un turista realiza una actividad tremendamente peligrosa. Hace tan solo cinco días que en Sant Feliu de Guíxols también murió un turista después de hacerse un selfie en la vía ferrata, cerca de la zona de rocas, en la Cala del Molí. El fallecido, que iba acompañado, no había empezado el recorrido, por lo que no iba atado. Estaban haciendo fotografías cuando a la víctima se le cayó el casco y, en un movimiento de reflejo para intentar cogerlo, resbaló desde una altura de 15 metros.